“Ignacio deja un hueco imposible de rellenar”, son las palabras de José María Marco, presidente de la Comisión Taurina de la Casa de Misericordia de Pamplona, que ha compartido muchos años de trabajo y amistad con Ignacio Cía, fallecido este viernes. “Era un hombre excepcional, siempre dando soluciones, animando al personal cuando las cosas venían mal dadas… No creo que conozca a un hombre mejor”, confiesa.
Marco resalta la figura de Cía como “transformador de la Casa de Misericordia. Convirtió la entidad en una organización moderna, su paso ha sido fundamental. Era muy trabajador”. En relación al mundo del toro, “Ignacio era único, no creo que nadie tenga el conocimiento de la plaza que tenía él”.
En el aspecto personal, “era un gran hombre. Tenía una memoria prodigiosa. Se conocía con nombres y apellidos a todos los residentes de la Casa de Misericordia y a todos los trabajadores”, destaca Marco, que también recuerda la pasión de Cía por los toros: “Ignacio era muy artista, sabéis que pintaba, y también se atrevía a torear. Era aficionado práctico. Nosotros le decíamos que tenía corte pepeluisista”.
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