PLASENCIA

Juan del Álamo se estrena con victorinos por la puerta grande

Gran faena del salmantino a un toro de vuelta al ruedo en el regreso a Plasencia del ganadero de Galapagar diez años después con una encastada corrida
Aleyda Baz
sábado 11 de junio de 2016

FOTOS DE DIEGO ALCALDE DEL FESTEJO

Fotos: DIEGO ALCALDE

No fue fácil el inicio del festejo en Plasencia. El primero de la tarde fue recibido por El Cid con un toreo capotero sobre las piernas para llevarlo a los medios. Y desde ahí intentó luego que fuera al caballo pero no lo logró y, casi con la vara encima, el toro no se empleó. Complicado en banderillas por reservón y parado a pesar de la humillación, dificultades que fue desarrollando durante la lidia. El Cid quiso empezar con doblones pero el animal sabía perfectamente dónde estaba el sevillano. Por eso, éste decidió coger la espada con el enfado del público, que pedía ver mas al Victorino. Escuchó pitos tras dos pinchazos y una estocada casi entera.

Manuel Escribano levantó la tarde con el segundo. Recibió los primeros olés con el saludo capotero y el siguiente quite por chicuelinas. El Victorino no destacó en varas, pero sí en banderillas, arrancándose de lejos y acortando el viaje hacia el matador. El sevillano brindó su labor al público e inició la faena por doblones por abajo que el toro aceptó con notable humillación. Luego, por ambos pitones, sobre todo por el derecho, parecía que acababa con la cara arriba, pero quizás es que necesitaba más mando y mano baja. No obstante, transmisión de Escribano y recorrido y obediencia del toro que, junto a la estocada (trasera y algo desprendida) le valieron para la oreja. El toro se ganó la ovación en el arrastre.

Notable debut de Juan del Álamo con el hierro de la A coronada. Dos orejas cortó el salmantino a un toro bravo y encastado de Victorino Martín, que fue premiado con la vuelta al ruedo. Lo saludó con unas sentidas verónicas, de mano baja, y lo llevó al caballo con suavidad. En el peto, peleó "Embrocado". La faena, de brindis al tendido, la empezó Del Álamo con unos doblones hacia los medios. Ya ahí, en los inicios, se vieron las cualidades del toro y la actitud y el dominio del torero a pesar de ser su primer Victorino. Un toro que fue a más y que poseía tanto celo por la muleta que era difícil templar y ligar. Había que perderle pasos. Y lo hizo Juan del Álamo. Así, logró buenas tandas por ambos pitones que remató con una estocada entera. Algo trasera, sí. Quizás ese fue el "pero". Lo demás, de nota. Capacidad, cabeza y mando del salmantino.

Otro toro bravo fue el cuarto, que derribó el caballo y recibió de buen grado una segunda vara. El Cid brindó al respetable y, con ese cuarto, recuperó la zurda que le caracteriza. Esa de mano baja, de suerte cargada y de temple. Por el derecho, el animal fue peor. Sin llegar a ser malo. Pero el pitón era el izquierdo. Quizás le faltó un punto de transmisión para acabar de calar en el tendido esa zurda y ese pitón izquierdo. Sin embargo, no pasó desapercibido. Eso y la estocada entera, aunque con un descabello, le valieron la oreja y las palmas al toro en el arrastre.

Con el quinto, Escribano no pudo redondear su triunfo. Empezó con una larga cambiada de rodillas y calentó el ambiente. Pero más llamó la atención el toro cuando se arrancó hasta el caballo que cubría la puerta y lo derribó sin quererlo soltar. Hasta un monosabio coleó al animal para desprenderle del peto. Acometió con bravura a los toques con los palos de Escribano, quien brindó a Israel Lancho. En la muleta, desarrolló humillación, cada vez más. Y casta. Mucha casta. No dejaba de seguir la muleta y obedecer al toque. Pero la faena no caló. Escribano lo puso todo de su parte, pero no llegó el muletazo deseado. Mató de un pinchazo, una estocada entera y dos descabellos.

Intachable la actitud de Juan del Álamo también ante el sexto. Intentó siempre realizar lo que mejor le viniera al toro y cargó siempre la suerte, pero no fue suficiente para lograr buenos muletazos. El toro era obediente, no le costaba embestir, pero no se llegaron a entender. Pese a todo quedó claro que Del Álamo puede cuajar importantes tardes con este hierro. Mató de estocada caída y atravesada.

Plasencia (Cáceres), 11 de junio de 2016. Toros de Victorino Martín, 1º reservón, 2º encastado, el 3º, bravo y encastado, de nombre Embrocado, nº 65, 535 kilos, premiado con la vuelta al ruedo, 4º bravo, 5º bravo y encastado, 6º soso. El Cid, pitos y oreja; Manuel Escribano, oreja y palmas; Juan del Álamo, dos orejas y silencio. Entrada: Tres cuartos de plaza. Sonó el himno nacional al finalizar el paseíllo.

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