Juan del Álamo innovó en la suerte suprema. El salmantino entró a matar en la corrida celebrada en la final a tres celebrada en Alalpardo, de una manera distinta a la habitual.
Contrariamente a perfilarse en corto, preparó la suerte desde lejos y, aquí está la novedad, subido al estribo de la barrera. Se fue cara al toro andando, como popularizara Ferrera estos últimos años, la pena es que n logró hundir el acero en el volapié.