Juan Ortega esculpió frente al tercero de la tarde un monumento a la verónica con lances a cámara lenta. No se puede torear más despacio con el capote. Se arrancó la música en honor del toreo del sevillano. Repitió por delantales en el quite, de forma exquisita. En su turno de quites, Morante dibujó chicuelinas preciosas, replicadas por Juan Ortega a la verónica. Un tercio de quites inolvidable.