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La consagración de Yiyo en Madrid

Con motivo de la corrida a celebrar el próximo 11 de junio en memoria de José Cubero “Yiyo”, echamos la vista atrás para recordar su exitosa Feria de San Isidro de hace cuarenta años que supuso su consagración definitiva como figura del toreo. Una falta de acuerdo entre la empresa de Manolo Chopera y el apoderado del torero hizo que Yiyo entrara por la puerta de las sustituciones a la mayor feria del mundo. Como dice el dicho, “unos las firmas y otros las torean”.

Yiyo debutó en esta feria el domingo 22 de mayo sustituyendo al diestro valllisoletano Roberto Domínguez, convaleciente tras haber sufrido un accidente de tráfico. Ese día cortó una oreja (le fue pedida la segunda) a un ejemplar de Antonio Ordóñez, alternando en el cartel con Jorge Gutiérrez y Curro Durán. Unos días más tarde, concretamente el 1 de junio de 1983, llegó su gran tarde en Madrid, la de su llegada a la cima del toreo.

Era la decimonovena de la Feria de San Isidro. Se lidiaron cinco toros de Alonso Moreno de la Cova, muy bravos y nobles en general, destacando los lidiados en tercer, cuarto y quinto lugar, que fueron ovacionados en el arrastre, y un toro de Bernardino Giménez, lidiado en sexto lugar, que resultó manso. Ángel Teruel (pitos y oreja), Miguel Espinosa “Armillita” (silencio y palmas) y Yiyo (oreja y oreja con petición de la segunda).

Yiyo, que entró en el cartel sustituyendo al herido Espartaco, lució un precioso terno gris perla y oro, y se reveló como un torero con vitola de figura en una tarde redonda. Según escribió José Luis Suárez-Guanes para Aplausos: “José Cubero se encontró en primer lugar con un toro nobilísimo. Este año ha tenido suerte con el material, pues éste y aquel otro de Ordoñez, eran propicios. Pero los buenos toreros están para los buenos toros y Yiyo anduvo a la altura de su oponente. El madrileño se lució con el capote al veroniquear, chicuelinar y llevar el toro al caballo. Faena iniciada con suaves tanteos, andando con armonía al astado, rematando los prolegómenos con un pectoral perfecto, naturales con gusto, girando con la cintura al unísono. Redondos pulcros e inmaculados y bonitos, ayudados por alto y por bajo. Al final del trasteo, el toro se puso un poco tardo, pero Yiyo lo supo exprimir. Estocada final y oreja”.

El lío gordo llegaría en el sexto: “Se limitó a estar laborioso con el percal para encauzar la senda del burel. Primera parte muy valiente, enseñando a embestir al manso, y conseguido el objetivo, nuevo derroche de arte al torear por ambas manos pases perfectos, medidos, dados en ocho enroscándose, que es como debe ser el toreo. Sobrevino la cogida espectacular. Yiyo se levantó nervioso y siguió toreando aún mejor. Esta vez sobre la mano derecha. La estocada trasera necesitó de dos descabellos y eso disipó el segundo trofeo que, por otra parte, fue pedido con unanimidad”. La salida a hombros fue apoteósica.

Del resto de la tarde, Ángel Teruel no se acopló con su primero, pero el de Embajadores remontó posiciones en el cuarto. Su labor estuvo perfectamente ligada, ejecutada con ambas manos y dando muletazos realmente perfectos. Tanto los redondos como los naturales fueron largos y prolongados, y los pases de pecho destacaron del resto. Citó a recibir, falló en el intento y agarró una gran estocada final que le valió la oreja. Mientras, Armillita anduvo gris, frío, sin transmitir nada. Salió del paso en su primero y se mostró peleón en el quinto derrochando voluntad pero sin estar a la altura del toro.

La prensa ensalzó el triunfo de Yiyo con titulares como: “Yiyo el triunfo de la verdad”, escribió Alfonso Navalón para Diario 16; “Yiyo torerazo”, apuntó Joaquín Vidal para El País; o “Yiyo: la revelación de la feria”, escribió Manolo Molés en el diario Pueblo.

Cuarenta y ocho horas después, el 3 de junio, su sana ambición le llevó a aceptar otra sustitución, en este caso la de Paco Ojeda, herido la víspera en Toledo. Compartió cartel con Antoñete y Tomás Campuzano en la lidia de los toros de Santiago Martín “El Viti” y Juan Andrés Garzón, tarde en que dio la vuelta al ruedo en su primero al haber fallado con la espada y obtuvo una oreja del sexto, donde se mostró hecho un tío y sacó agua de donde no había. Estuvo lidiador, valiente y con ganas de ser figura.

Culminó esa gran primavera siendo incluido en la corrida de la Beneficencia el 9 de junio, compartiendo cartel con Luis Francisco Esplá en la lidia de cinco toros de Dayro Chica (antes propiedad de Félix Camero) y un toro de Antonio Ordóñez. Ese día realizó una buena faena a su primero cortando una oreja, siendo ovacionado en los otros dos. Al final de la corrida, Esplá salió a hombros por la puerta grande tras cortar dos orejas y Yiyo también fue izado a hombros pese a cortar una oreja.

Estas cinco actuaciones venteñas, logrando seis orejas, lo catapultaron a la cima de esa temporada.

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La consagración de Yiyo en Madrid

Alfonso Ávila

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