BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS
Navalón dio la talla en su debut. APLAUSOSNavalón dio la talla en su debut. APLAUSOS

La difícil conquista de Sevilla

José Luis Benlloch
domingo 04 de mayo de 2025
Román y Samuel Navalón sacan nota alta en la Maestranza

Las miradas del toreo se han vuelto hacia Sevilla. Estando en abril (este año por razones del calendario litúrgico en mayo) no cabía otra posibilidad. Hay que decir que la conquista de aquella plaza siempre ha sido objetivo prioritario de los grandes toreros. Y nunca fue tarea fácil. Más allá de que aquella afición tuviesen predilección por lo propio, que la tenían, cuando los triunfos eran auténticos cedían. En el recuerdo el gran Viti, Manzanares o más recientemente Juli. Por esta vez, los valencianos, sin llegar a arrollar cumplieron con nota. Román y Samuel Navalón estaban anunciados en lo que se conoce como pre-feria que al precio que se ha puesto el acceso a los carteles de la Maestranza no es poca cosa. No sufrieron las reticencias que en otras ocasiones sintieron los toreros foráneos. Ese proteccionismo de lo propio frente a los toreros no sevillanos que tantas anécdotas (y frenazos artísticos) generaron, parece cosa de otro tiempo. Ahora el que vale, vale y pelillos y leyendas a la mar. El de Ayora dio una merecida y justificada vuelta al ruedo; el de Benimaclet cortó una oreja. Del primero se valoró mucho su firmeza y su asiento, impropio de quien acaba de tomar la alternativa (Albacete, septiembre de 2024) y acude a un examen de tal magnitud; el segundo no dio opción a que nadie valorase ni orígenes ni cánones, puso la emoción más descarnada como argumento de su fe de catecúmeno, apretó los dientes, inyectó sangre en su habitual sonrisa y emergió una rabia incontenible, un algo así como que pase lo que tenga que pasar y lo que pasó fue el triunfo, y lo dicho, ya nadie se detuvo a valorar normas ni técnicas ni identidades. Ante aquellas bernadinas finales, pura angustia, cedieron las murallas localistas si es que las había.

Román en Sevilla visto por Humberto Parra. APLAUSOS

En los próximos días comparecerá Manzanares, que aunque nacido en Alicante se le dispensa consideración y aprecio de sevillano como ocurriese con su padre que no necesitó abrir la Puerta del Príncipe para consagrarse en aquella cátedra. Como reconocimiento a su trayectoria los compañeros desoyeron el reglamento y le izaron en hombros en la tarde de su despedida sin cortar orejas. En el tiempo flotan las anécdotas y las leyendas sobre el paso de los valencianos por la Maestranza. Manolo Granero fue el primer valenciano relevante que compareció nada menos que para tomar la alternativa, el único de la tierra que mereció semejante honor. Lo hizo en la feria de San Miguel de 1920, con dos sevillanos más en el cartel, El Gallo y Chicuelo. Cinco tardes actuó en la temporada siguiente cuando ya gozaba de la consideración de gran heredero de Joselito. En su tiempo de novillero, dada la pasión que había levantado su quehacer, le sacaron en hombros por la Puerta del Príncipe según relata Serrano Romá, sin haber cortado trofeos.

Ponce, Barrera y Manzanares, los únicos valencianos actuales que han abierto la Puerta del Príncipe

El siguiente en comparecer fue Vicente Barrera, protagonista de las relaciones más tensas y chauvinistas. Debutó como novillero en competencia con Gitanillo de Triana, al que llamaron también Curro Puya y recibió, cuenta la leyenda, los improperios del público que le llegó a insultar diciéndole Pinocho en alusión a su prominente nariz, cuestión que le agravió tanto que le llevó a sentenciar “seré figura y no torearé más en Sevilla”. Cumplió al pie de la letra ambas sentencias: fue figura y no volvió a torear en Sevilla, de la misma manera que nunca mató toros de Miura por otro arranque de amor propio ante el trato personal que recibió de muchacho en aquella ganadería sevillana. No ocurrió lo mismo con su nieto Vicente Barrera Simó, que el mismo día de su debut como novillero cortó tres orejas y abrió la ansiada Puerta del Príncipe, hito que especialmente en Valencia se acogió con gran regocijo por lo que suponía lavar la vieja afrenta a su abuelo.

Enrique Ponce tampoco tuvo especial acogida de aquella afición. En su presentación como novillero, siendo apenas un chiquillo, el público tomó parte abiertamente por su compañero de cartel, el sevillano Domingo Valderrama en una sorprendente elección en afición tan entendida. Ya de matador siempre se le midió con mucho rigor y solo logró abrir una vez la Puerta del Príncipe, fue en la feria de San Miguel de 1999 después de cortar tres orejas.

El primer Barrera se reveló con el trato recibido y no quiso volver a Sevilla

Al valenciano granadino Santiago López, pese a sus raíces andaluzas y haber cortado tres orejas en una tarde como novillero la temporada de 1968, se negaron a franquearle el paso a hombros por tan glorioso pórtico y tuvo que salir por la puerta de cuadrillas.

Se trata de un largo anecdotario surgido de la singularidad de una afición tan entendida como pasional, a la que la llegada masiva de aficionados de otras latitudes ha universalizado y limado los gustos más diferenciales. A eso actualmente le llaman globalización.

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