La catadura moral de muchos políticos (desde luego, los que valiéndose de su cargo persiguen a la Fiesta) deja mucho que desear; es peor que lamentable. Con su forma de actuar están demostrando que las palabras Democracia y Libertad han perdido su significado para ellos.
Estamos asistiendo a un aquelarre de ataques a la Fiesta de los Toros, no ya sólo de los animalistas sino, especialmente, de los políticos. Es raro el día que no aparece algún alcalde declarando antitaurina a su ciudad, o impidiendo la celebración de un festejo o acto cultural taurino o, como en Sevilla, apoyando a los delincuentes que pintaron (y con ello insultaron a millones de personas) el monumento a Curro Romero, hasta el punto de querer "empapelar" al Sr. Moeckel, que limpió las referidas pintadas argumentando, de forma burda, que con los productos utilizados dañó el monumento. ¡Sr. alcalde respétese un poco!
Me pregunto, ¿por qué está ocurriendo esto? Creo que se debe a múltiples razones, que tal vez algún día analicemos en profundidad. Pero en cualquier caso, tal panorama pone de manifiesto, de forma clara y rotunda, a mi parecer, al menos dos cosas:
a) Los políticos (y en general todos) que así actúan no llegan a entender, comprender, incluso es posible que no conozcan, los valores que enaltecen y rigen el Toreo, cuales son Verdad, Ética, Dignidad, Seriedad y Respeto, hoy día muy devaluados en nuestra sociedad. Actualmente, sobre estos valores, se piensa lo siguiente. Verdad: según convenga, la mentira es más rentable. Ética: No sirve para nada. Los principios morales perdidos. Dignidad: Todo tiene un precio. Seriedad: ¿Para qué? ¡Todo cambia! Respeto: Concepto totalmente ignorado.
b) La catadura moral de muchos políticos (desde luego, los que valiéndose de su cargo persiguen a la Fiesta) deja mucho que desear; es peor que lamentable. Con su forma de actuar están demostrando que las palabras Democracia y Libertad han perdido su significado para ellos. No las respetan en absoluto, y sólo las utilizan para poder estar en Política, medrar, pulular y vivir del cuento. Al actuar como actúan pierden el don más preciado que tiene el ser humano, después de la vida, cual es la Dignidad. Cambian su dignidad por un puñado de votos, o Dios sabe qué, y el hombre que pierde su dignidad deja de ser hombre para quedarse sólo en ser vivo y poco más.
Esperemos que la sociedad reaccione y los valores antes mencionados vuelvan a imperar, pues de lo contario el futuro es sombrío.
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La Dignidad perdida
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