Una de las pocas cosas en que no exageran los enfervorizados tomasistas, es en que la alambicada y bien dosificada vuelta a la palestra del torero de Galapagar ha despertado de su “dolce far niente” a algunos profesionales, que, siendo auténticas figuras del toreo, lo demostraban muy de tarde en tarde porque nadie ponía en peligro sus privilegiadas situaciones. Pese a que los más apasionados “fans” de José Tomás se distinguen por su intolerancia con la magnífica baraja de toreros actuales, haciendo tabla rasa de sus valores artísticos para subir a los altares a su ídolo, hay que reconocer que les asiste la razón cuando afirman que la reaparición del torero objeto de su adoración ha agitado las estancadas aguas del ámbito taurino.
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