La emoción. Dícese de aquello que sostuvo siempre a la Tauromaquia. Su base, su credibilidad, su reclamo. La emoción del riesgo o de la creatividad. O de la creatividad en medio del riesgo, que ambas cosas pueden ser a la vez. Es más, creo que la emoción que, dícese, sostuvo siempre al toreo, es la creatividad en medio del riesgo. Dicen que el toreo ha perdido emoción, que las corridas viven metidas en un adocenamiento blando, o en un más de lo mismo, o en una especie de algo ya visto. Y el toreo ha se ser, siempre, la posibilidad de algo jamás visto.
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