Pamplona es otro de los escasos y reconfortantes oasis taurinos frente a la crisis que todo lo muerde. No es casualidad. La fuerza de los sanfermines está en la fuerza de su gente, en la fuerza de su fiesta, en la fuerza de la tradición ancestral de correr los toros desde los corrales de los aledaños de los núcleos urbanos a la plaza del pueblo, en la fuerza del gran protagonista: EL TORO con mayúsculas. Si el toro no falla la Fiesta no enferma, al menos con tanta facilidad. En la fuerza del pueblo.
