Interesante y loable la entrevista de los toreros de primera fila con la ministra de Cultura. Y enternecedora la confiada esperanza con que salieron de dicho encuentro. ¡Qué buena gente son mis toreros! Y el caso es que, repito, resulta interesante que los coletudos se muevan, pues en la quema que intentan los anti taurinos, cuyo mascarón de proa son un puñado de tragaldabas de la política autonómica catalana, los primeros en salir chamuscados serían ellos. Al fin y al cabo, los toreros son, junto con el toro, la base de que la Tauromaquia, como bien cultural de nuestro país, sobreviva generación tras generación. Pero a riesgo de resultar desconfiado y escéptico como me corresponde por edad y experiencia, sospecho que los políticos, que tienen otros problemas en los que se juegan su propia supervivencia, y no son capaces de resolverlos en un alarde de inepcia suicida, no perderán un minuto intentando resolver los nuestros. Aparte de que aquello de “perro no come carne de perro”, entre la mal llamada clase política es una regla de oro.
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