No nos podemos quejar, con la que está cayendo y no sólo conseguimos mantenernos, sino que además aumentamos el número de festejos populares. Algo se estará haciendo bien para que esto se pueda conseguir.
No nos podemos quejar, con la que está cayendo no sólo conseguimos mantenernos, sino que además aumentamos el número de festejos populares. Algo se estará haciendo bien para que esto se pueda conseguir. Los antis a lo suyo, a criticar sin fundamento, y nosotros a lo nuestro, a mantener la idiosincrasia de nuestro pueblo, a jugar con el toro, igual que hicieron nuestros antepasados. El rito sigue, pese a quien pese, y en estos tiempos donde los valores básicos de la vida caducan, reivindicamos lo nuestro con trabajo y persistencia. Capoteamos a los intrusos que quieren aprovecharse de nuestra tradición para hacer más grandes sus arcas, como los veterinarios que insisten e insisten para meter el morro en nuestra Fiesta con ánimo de lucro total. Gracias a estamentos como la Federación de Peñas de Bous al Carrer podemos seguir lidiándolos.
El canal taurino por excelencia, Canal Plus Toros, ya nos ha hecho un guiño y ha televisado varios concursos de recortes, así como la corrida camarguesa, otro festejo popular de nuestros vecinos franceses, del cual se pueden sacar ideas para nuestros espectáculos. Gran avance. Falta refrendarlo. Que tenga continuidad.
La temporada no pinta mal, se anuncian ya carteles importantes y me llegan noticias de los primeros toros buenos que han pisado nuestras calles. Lo único que me sigue preocupando es la masificación de rodadores. Demasiadas chaquetas, que vuelvo a reiterarme en lo dicho en otros artículos, no es malo usarla, lo malo es abusar de ella. En mi opinión, la pureza reside en el cuerpo a cuerpo, y por tanto, el mérito es mayor. Pero allá cada cual, al final al rodador lo que le queda son las sensaciones vividas, y cuando estás delante del toro no engañas a nadie, sino a ti mismo y tu sabrás cuando lo has hecho de verdad y cuando no.
Me preocupa un poco también los apretones que sufren algunos ganaderos de la zona, que luchan por mantener el ganado autóctono y para ello, en ocasiones, se ven obligados a ir a pueblos perdiendo dinero solamente en el gasoil que consumen sus camiones. Hay que ajustar costes, pero creo que ellos deberían de ser los últimos en sufrirlos. Se puede recortar en otras cosas más superficiales, y así colaboraremos a mantener estas ganaderías que tantos buenos ratos nos han hecho pasar. La tuberculina ya hizo una criba de la cual aún no nos hemos recuperado. Que la crisis no haga otra depende de nosotros.
Por lo demás, a seguir con esta fiesta, que es de las pocas cosas que sobrevive a esta sociedad que se hace llamar cosmopolita, y que debería rebuscar en el interior de nuestra cultura para ver realmente quienes somos y de donde venimos, y no sucumbir ante tanta telebasura.
