FERIA DE ABRIL
(Foto: Arjona)(Foto: Arjona)

La gloria llegó al final

Manzanares arrebata a la Maestranza, que le muestra un apoyo incondicional, en el último toro del festejo
Víctor García-Rayo
martes 16 de abril de 2013

El diestro alicantino, dos orejas del gran sexto de Juan Pedro, remata en los cielos con una extraordinaria faena una tarde que se había puesto muy cuesta arriba.

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VIDEO RESUMEN DE LA TARDE EN LA MAESTRANZA

Lo vivido en el sexto fue una sucesión de emociones. El público de Sevilla tributó una ovación a Manzanares cuando se preparaba para estoquear el último de una tarde que se hundía. Pero no. Esa sensibilidad animó al alicantino a irse a portagayola a recibir al de Juan Pedro para recetarle tres largas de rodillas y poner la plaza en pie. Gran toro y memorable el tercio de banderillas de la cuadrilla titular obligada a saludar por su matador en un gesto que le honra.

La faena a ese “Guasón”, gran toro, al que quitó por tafalleras, fue sencillamente antológica, parsimoniosa y perfecta de principio a fin, de las mejores que ha cuajado Josemari en esta plaza. Llegó a torearlo a cámara lenta pera reencontrarse con su Sevilla y una afición absolutamente entregada. La estocada en la suerte de recibir fue extraordinaria y las dos orejas totalmente merecidas. Manzanares rescataba de la mejor de las maneras una tarde muy difícil por el poco juego de los toros, que por momentos pareció llegar a pesarle sobre todo con la espada, demostrando una fortaleza psíquica envidiable. La Maestranza le pidió la segunda vuelta al ruedo y lo despidió con palmas por bulerías tras insistir un sector del coso en que regalara el sobrero.

Antes de esa catarsis, la tarde de Manzanares no había resultado nada fácil en un festejo que narramos así on line:

Saltó en quinto lugar un serio ejemplar de Toros de Cortés que fue devuelto por flojo. Manzanares se las vio con el primer sobrero, con el hierro de Juan Pedro Domecq, que fue manejable. La faena, en la que llegó a arrancar la música, tuvo buenos momentos pero sin llegar a alcanzar el clímax necesario para el triunfo y marrar de nuevo con los aceros.

El cuarto fue un toro grandón de El Pilar que embistió con buen tranco desde que irrumpió en el ruedo. Muy justo en sus fuerzas, lo recibió el diestro con un templado saludo a la verónica y fue cuidado hasta el extremo en la lidia. Se paró prácticamente de primeras acusando su endeblez, perdiendo las manos en varias ocasiones y Manzanares abrevió ante la imposibilidad de levantar la faena ante la mortecina embestida del animal.

Alto y con volumen el segundo de Domingo Hernández, que tuvo un comportamiento gazapón y cambiante, embistiendo a oleadas cuando lo hizo. Toro nada fácil al que Manzanares principió su labor con exigentes doblones para después cuajarle una faena solvente. Firme, con suficiencia el torero, hubo buenos pasajes sobre todo sobre la mano derecha cuando le bajó la mano y tiró de él con exposición. Por encima el torero del toro. Lo pasaportó de media estocada en buen sitio, tardó en doblar y acabó escuchando un aviso antes de saludar la ovación.

Precioso el tercero, de Victorino Martín, cárdeno claro y ovacionado de salida. Humilló mucho en los primeros tercios, apretando y Manzanares se salió con él hasta los medios para rematar con una media. Protagonizó un inédito tercio de varas en el que literalmente acabó pasando por debajo del caballo y en banderillas la emoción inundó la Maestranza con dos soberbios pares de Juan José Trujillo que hicieron sonar la música por primera vez en la tarde. El malagueño saludó una cerrada ovación junto a Luis Blázquez.

José María Manzanares fundamentó su faena sobre el pitón izquierdo ante un toro muy exigente, reponedor y con complicaciones. De los de poner a cavilar al más pintado. No le importó al diestro, valiente y cuajando un par de tandas de mérito al natural hasta que las dificultades del victorino aumentaron y el alicantino lo macheteó para irse a por la espada con la que anduvo desacertado. La apuesta por el primer animal de la A coronada que estoqueaba en su carrera no resultó ganadora.

El toro de Bombardito de Cuvillo que rompió plaza, bonito y colaborador, fue bueno y noble, mejor por el pitón derecho pero le faltó fondo. José María Manzanares lo recibió con buenos lances a la verónica y dejó un quite por templadas chicuelinas rematadas de una gran media. La faena de muleta, basada en el pitón derecho, tuvo pasajes de calidad sobre el pitón derecho y bajó un tanto en el toreo al natural. Lo mató de un estoconazo soberbio para acabar saludando una ovación. 

No cabe un alfiler en la Maestranza en una tarde radiante con sol y magnífica temperatura. José María Manzanares viste un terno azul y oro idéntico al del día del indulto del toro Arrojado. El público de Sevilla obliga a saludar al alicantino desde el tercio tras el minuto de silencio en memoria de Dolores Aguirre.

Sevilla. Sábado 13 de Abril. Toros de Núñez del Cuvillo, bonito, noble y colaborador mientras duró, Domingo Hernández, altón, cambiante y nada fácil, Victorino Martín, exigente y áspero, El Pilar, muy flojo, Toros de Cortés, devueltoy dos de Juan Pedro Domecq, el primero como 5º bis, manejable y el 6º, muy bueno. JOSÉ MARÍA MANZANARES: Saludos, saludos tras aviso, silencio tras aviso, silencio, silencio y dos orejas. Entrada: Lleno de “No hay Billetes”. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Dolores Aguirre y Manzanares fue obligado a saludar. Se desmontararon Trujillo y Luis Blázquez en el tercero y de nuevo Trujillo por la brega y Curro Javier y Blázquez tras banderillear al sexto.

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