El mundillo del toreo continúa practicando la política del avestruz, escondiendo la cabeza debajo del ala para no ver la amorfa realidad que está viviendo actualmente la Fiesta de los Toros. Como si al no verlos no existieran los problemas que inciden sobre el toreo como espectáculo, cuya consecuencia más inmediata es la acelerada desertización de los tendidos de las plazas de toros. Quien no vea que los toros están perdiendo a pasos agigantados su tradición de espectáculo popular y de masas, que San Apapucio le conserve el apetito porque lo que es Santa Lucía ya nada tiene que hacer con su vista.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1928
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