La incomodidad de Don Pablo

A Pablo Iglesias le “incomoda” que se considere como cultura el arte del toreo. Así lo ha expresado en su reciente comparecencia en el Senado. Y como hombre práctico que es y se le reconoce, ha propuesto que se someta a votación – “toros si o toros no”- la celebración de corridas de toros en España. ¡Como le gusta al mozo la democracia orgánica…! Pero no debe ignorar don Pablo que la cultura, las aficiones e incluso las tradiciones de un país no se pueden cambiar en las urnas, porque están enraizadas en la entraña del pueblo. Sencillamente, forman parte esencial del fruto asolerado de su historia. Todos los gobernantes que lo intentaron antes que él -entre ellos un Papa, un Rey y un generalito mexicano- fracasaron estrepitosamente. Y ellos pasaron y la Tauromaquia continúa.

Si todo lo que “incomoda” al coletudo político bolivariano-comunista se dilucidara en votación popular si debe continuar o no, y salieran vencedoras sus tesis, este país cambiaria de arriba abajo y se parecería a España como un huevo a una castaña. Las realidades culturales de una nación no están sujetas a las políticas circunstanciales y mucho menos al juego de mayorías más o menos artificiales. El coletudo debería tener muy presente que él está en un despacho de La Moncloa, no en virtud de un éxito electoral sino porque su minoría sumada a la exigua mayoría de Sánchez le permitió a éste -junto a determinados independentismos catalanes y vascos- permanecer en la Presidencia del Gobierno.

Con evidente “incomodidad” por parte de muchos votantes socialistas, de tal manera que si se les aplicase la fórmula que él preconiza para la Fiesta de los Toros, iría a parar “ipso facto” al rincón más oscuro de la oposición. Aparte de que el Arte y la Cultura con mayúsculas no tienen nada que ver con el juego político. ¿A quién que no tuviera la preclara inteligencia de Pablo Iglesias se le ocurriría someter a votación la ópera, la pintura, la música, la danza, y ampliando el arco de barbaridades que solo se le ocurren al que “asó la manteca”, al fútbol, al automovilismo, al baloncesto y a otros deportes que, sin ser mayoritarios entre la población del país, forman parte del espectro cultural y deportivo de España? Don Pablo sueña con una Ínsula Barataria en la que, como un Sancho Panza moderno, él tuviera señorío de horca y cuchillo.

“Ítem más”; ¿Se atrevería a tachar de “fachas” -que ahí le duele al mozo- a hombres tan rigurosamente de izquierdas como el que fuera secretario general del Partido Comunista de España Pepe Díaz, al histórico presidente del Partido Socialista don Ramón Rubial, o a políticos más modernos como Alfonso Guerra, Fernando Ledesma, Chaves, Pepote de la Borbolla, Martí Jusmet, María Aurelia Capmany, Lluís Armet, Enrique Mújica y tantos más que harían de esta lista una guía telefónica, reconocidos aficionados al Arte de Cúchares? Eso por no sacar a la palestra taurinos tan reconocidos -convictos y confesos por sus propia obra poetico-literaria- como grandes aficionados, tales como Rafael Alberti, que cantó con pluma de oro la muerte de Gallito en Talavera, y Federico García Lorca, cuyo “Llanto por Sánchez Mejías” es conocido y admirado en el mundo entero…

Señor Iglesias, tranquilícese que aficionados a los toros los hay de todos los colores, porque el toreo es la fiesta popular española por antonomasia, y españoles los hay de todos los colores. Y muy pocos afortunadamente, pero algunos le votan a usted. Conozco a varios y fíjese… hasta los tengo por amigos.

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