Este es el año de la escasez, y lo siento por muchos toreros que tienen buenas maneras y deberían tener futuro, y que van a torear muy poco. Demasiado poco. Ya sé que esta peste económica que nos envuelve servirá para depurar esa bolsa de paro en que se había convertido el escalafón con un número de doctores en tauromaquia donde la mitad no tenían ningún futuro. Pero ahora son toreros dignos los que también van a sentir el bocado de la crisis. Podríamos poner muchos ejemplos, pero cuando nombras a muchos eres injusto por olvido con otros tantos. Pongo sólo dos ejemplos. Uno: un torero de tan buen corte y tanto mérito como Diego Urdiales ha quedado demasiado orillado en esta crisis porque está en madurez y su carrera es ejemplar en muchas cosas. Uno más joven que tiene condiciones para funcionar y que hace el toreo bueno: Javier Cortés. Le cuesta un mundo meterse en un cartel y merece un poquito más de respeto.
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