BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

La Moncloa (del toreo) se decide en Bilbao

José Luis Benlloch
domingo 27 de agosto de 2023
Perera, Talavante y una gran corrida de Fuente Ymbro, triunfadores de la primera parte de la Aste Nagusia

Llegado agosto en el toreo manda el norte, Gijón, San Sebastián, las plazas del país vasco francés, Dax, Bayona y… Bilbao como gran referente. Su Aste Nagusia, díganle Semana Grande si lo prefieren, se convierte, sin ánimo de hacer paralelismos preocupantes, en la Moncloa del toreo. De siempre conquistarlo es gloria al alcance de pocos. Se trata del penúltimo puerto de la temporada en la que los triunfos no solo cuentan en la bolsa taurina, sino que deciden escrutinios. O lo que es lo mismo, un triunfo en las arenas negruzcas de su Vista Alegre puede variar las cotizaciones y hasta alterar liderazgos. No son triunfos baratos porque el llamado toro de Bilbao, ni tan grande como en Madrid ni tan aparatoso como en Pamplona ni tan bonito como en Sevilla -el de Valencia no cuenta como ejemplo porque ya hace tiempo que nadie sabe a ciencia cierta cómo es el toro de Valencia- impone su ley y pide lo mejor de los coletudos y no todos tienen el cuajo para salir triunfantes de la prueba, por eso ser o haber sido torero de Bilbao es una categoría en si mismo.

En la primera parte de la feria ya ha habido grandes protagonistas en diferentes versiones. Perera, que sacó a relucir su enorme poderío ante uno de los toros más fieros y codiciosos que pueda saltar a una plaza, fue el primero en levantar la voz. Fue un duelo apasionante. Plantarle cara y resistir cada embestida a aquel toro de Fuente Ymbro valía como decían los mayores un Potosí y vaya si lo aguantó. Todo sucedió entre aclamaciones, envuelto en una tensión ambiental de las que no se olvidan. Si el toreo es emoción, albur, poner la vida en juego, o tú o yo, aquello fue el toreo en su versión más cruda. Un feo espadazo en los bajos le dejó compuesto, vacío y sin premio. Nada que borrase el impacto de lo sucedido pero no deja de ser un baldón y sobre todo una pena. A su primer toro, este de excelente y enclasada embestida, le había compuesto un trasteo de precisión, a la altura del toro, que confirmó que este Perera actual, con menos reconocimiento por parte de los empresarios es mejor torero que el de sus primeros y pletóricos años.

Talavante, que sigue en su línea de reconquista de glorias pasadas, logró por segundo año consecutivo salir a hombros de la remozada Vista Alegre con tres orejas en el esportón y un runrún de excesiva generosidad que en el toreo suele acompañar a los grandes triunfos. El extremeño sigue contando con el arma poderosa de su personalidad que le da un toque diferencial. Combinó el toreo explosivo, esos efectos especiales tan suyos, como el toreo genuflexo y la gestualidad, con la ortodoxia vertical en la que abundó el temple y un recorrido de los muletazos que le añaden grados de calidad.

Salieron igualmente fortalecidos Roca Rey y Escribano. El peruano es un trueno. Ni se tapa ni se mide, tampoco espera a su segunda tarde para atacar y lleva el peso del liderazgo con una naturalidad insultante. Estuvo siempre por encima de sus oponentes, en realidad se mostró mucho más bravo que los toros de Puerto de San Lorenzo. Su postura le permite justificar el precio de las entradas y una vez más dejó meridianamente claro en la comparativa con las otras figuras, quién es quién a la hora de llevar gente a la plaza.

Morante, sin fortuna, escucha sonoras broncas y no lo rescatan ni los fanáticos

Manolo Escribano tenía un reto de la mayor trascendencia para su carrera. Por fin, tras tanto miura y tanto victorino, podía echarles un pulso a las figuras en su territorio y medir su capacidad torera con el mismo grado de dificultad que ellas. No se achicó, ni le pesó el reto ni diría que sudó. Cortó una oreja a un toro de espectacular movilidad que le vino a la medida de su toreo.

Privilegio de artista

Morante, que no triunfó, tampoco le embistió ningún toro para poder hacerlo, sí tuvo su protagonismo, que es privilegio de los grandes artistas. En términos actuales fue víctima de la gordofobia de un aficionado que vista su propia imagen era el menos indicado para gritarle gordo. ¡Morante, estás gordo!, tronó en la plaza, así que el de La Puebla se sintió ofendido y se fue a por la espada en medio de una bronca ensordecedora. Nada que conllevase rencor alguno, el día siguiente en cuanto se atisbaba un apunte de su toreo, un lance, una media, un muletazo, no hubo toro para más, la plaza estallaba en clamores. Privilegio de gran artista.

Otro gran protagonista de la primera parte de la feria (y de la segunda) ha sido la corrida de Fuente Ymbro, de gran nivel en conjunto, con tres toros excelentes, dos de ellos para el recuerdo, el fiero de Perera y el primero de Juan Leal que resumió todas las cualidades que se le piden a un toro en la actualidad, de tal manera que Gallardo, su propietario, añadió nuevas glorias a su trayectoria en una temporada en la que suma y suma regularidad.

POSDATA.- EL JULI COMO CULMINACIÓN

En el tramo final como hace veinticinco años, como si no hubiesen pasado los años, con el orgullo y la responsabilidad de gran figura tan afilada como siempre, Juli impuso madurez y carácter en justa correspondencia al aprecio que siempre le dispensaron en esa plaza, que naturalmente ha sido una de sus plazas referentes. Roca, otro carácter ganador, se mantuvo en su empeño contra los elementos en este caso los toros; Ginés Marín sacó a lucir su categoría; De Justo fue otro de los que no se entregan y no se puede decir menos de Ureña.

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