Los toreros son dueños de su imagen. Lo serían incluso aunque no estuviera reconocido por ley. Es un derecho natural. En eso no cabe discusión. Cualquier diatriba sobre el particular ha de arrancar de ese punto. Y a partir de ahí, las disquisiciones que surjan o se quieran crear. Los miembros del grupo de toreros implicados en la regulación del espectáculo taurino en televisión coinciden en dos puntos concretos: Que no se niegan a que se televisen las corridas en las que participen y que no han pedido más dinero del que están cobrando en tal concepto. Merecen el beneficio de la duda, aunque…
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