Uno tiene la impresión de que este 2017, las empresas que ponen en pie la Tauromaquia convertida en espectáculo, con el punto de mira puesto en el negocio, han comenzado antes que otros años a adelantar fechas, carteles y ganaderías para sus plazas. Si la percepción no me falla, y se trata de afrontar la necesidad de cambios para mejor, sobre todo en lo que a ganaderías de refiere, es una buena noticia para el presente y el futuro del toreo. Porque si alguna costura de la estructura de la Fiesta necesita ser reforzada es la que afecta a la bravura, casta y solidez del toro de lidia. Refuerzo que no se debe traducir por echarle romana y estructura ósea a los toros, porque por ese camino se arregla muy poco. Más bien casi nada.
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