Aarón Palacio recibió al bien presentado novillo de Casasola que abrió plaza con dos largas en el tercio y cuatro verónicas templadas. El novillo, sin embargo, evidenció una alarmante falta de fuerzas tras el primer encuentro con el caballo, quedando mermado desde los compases iniciales de la lidia. El novillero mostró disposición y ganas, pero la faena se vio constantemente interrumpida por las caídas del astado, que terminó por dejarla huérfana de contenido. Aarón necesitó de tres intentos antes de consumar la suerte suprema.
El segundo de la tarde, de buenas hechuras, tuvo presencia de toro. El animal se empleó con fijeza en el puyazo, apretando con fuerza en el peto. Javier Zulueta brindó al público y comenzó su faena ganando el centro del ruedo y el favor del respetable. Sin embargo, el novillo pronto cantó su condición, buscando la huida y desentendiéndose de la pelea. Fue entonces cuando el novillero, tragando en la puerta de chiqueros, logró meterlo en la muleta por el pitón izquierdo y ligó cuatro naturales de trazo largo que despertaron los primeros olés rotundos de la tarde. Cerró con adornos toreros de gran gusto y cobró una estocada caída pero efectiva. El novillo rodó sin puntilla y Zulueta paseó la primera oreja de la feria.
El tercero de la tarde fue un colorado aún más serio y cuajado que sus hermanos. Nacho Torrejón lo recibió con el capote intentando fijarlo en los primeros lances, pero el toro se coló por dos veces con peligro. El novillo empujó con fuerza en un puyazo largo que llevó al caballo hasta el centro del ruedo. El castigo fue excesivo. Con la muleta cimentó su faena sobre la mano izquierda, logrando muletazos templados. El novillo acusó pronto la vara recibida: se vino abajo. Torrejón insistió con voluntad. A la hora de matar, vinieron los problemas: pinchó en cuatro ocasiones antes de dejar una casi entera.
Saltó al ruedo el cuarto, un toro en la línea de sus hermanos: bien presentado, alto pero justo de fuerzas. Tomó el puyazo al relance, después de doblar las manos en los primeros compases. La falta de empuje quedó patente desde el inicio. Palacio lo cuidó con inteligencia. Comenzó la faena con ayudados por alto, sin apretar, buscando dar aire al animal. Un buen pase de pecho remató ese prólogo templado. Las fuerzas, sin embargo, seguían faltando. Con la diestra, llevó al toro a media altura, sabiendo administrar lo poco que ofrecía. Surgieron entonces dos naturales largos, ligados y sentidos que fueron lo mejor del trasteo. A base de consentir y sobar, hilvanó una buena serie por la mano derecha, sacando agua de un pozo casi seco. La faena se alargó, pero sin perder pulso, apurando hasta el último aliento del astado. No se dejó nada en el esportón. Cerró con unas manoletinas ajustadas. Justo cuando se perfilaba para entrar a matar, sonó el primer aviso. Pinchó en tres ocasiones antes de dejar una estocada eficaz.
Templado a la verónica estuvo Javier Zulueta con el quinto. Lances de buen gusto, destacando la suavidad y el compás, ganando terreno. Fue este un novillo bien presentado y apretó en varas. El comienzo de la faena fue de lo más pintoresco. Se dio un volantín el novillo, pero no lo acusó y embistió con calidad. Como en su faena anterior, la mano izquierda volvió a ser la que funcionó mejor, elegante y cadencioso el sevillano. Una faena larga. Ejecutó bien la estocada y fue premiado con una oreja.
El sexto marcó la buena presentación del encierro. Nacho Torrejón se lució en el recibo por verónicas, que incluyó una colada del novillo. Se arrodilló en el tercio para el prólogo. El novillo, encastado y bravo, respondió y no fue una papeleta fácil para Torrejón que, con determinación, lo intentó todo. Un ramillete de luquesinas al final. Sin embargo, la espada volvió a fallar y, al sonar el aviso, la faena se quedó sin el premio esperado, aunque sí con el reconocimiento del esfuerzo.
San Sebastián de los Reyes. Miércoles, 27 de agosto de 2025. Novillos de Casasola, muy bien presentados pero con las fuerzas muy medidas en conjunto. Aarón Palacio, silencio y ovación con saludos tras aviso; Javier Zulueta, oreja y oreja; y Nacho Torrejón, silencio tras aviso y palmas tras aviso. Entrada: Más de un tercio.
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