La espina

La tragedia siempre acecha

Paco Mora
lunes 16 de abril de 2012

Las cornadas de Julio Aparicio, Juan José Padilla y Ángel Teruel han sido especialmente crueles y demuestran que el toreo sigue siendo una profesión de alto riesgo. Quizás la más peligrosa del mundo. Sólo comparable a la de echarles de comer a cuerpo limpio a media docena de hambrientos tigres de Bengala enjaulados. Si es que existiera tal cometido. Con independencia de la casta, bravura, fuerza, edad, ta­maño y envergadura de cuerna todos los toros llevan la muerte en los pitones. Eso no tiene discusión posible, aunque haya toristas irreductibles que se empeñen en quitarle importancia a todo lo que no se haga con el buey Apis. A los del burro grande ande o no ande, les asiste todo el derecho a opinar así pero no tienen razón. La suerte juega un papel decisivo en que la tragedia no haga acto de presencia cada tarde en el ruedo.

Lea el artículo completo en su revista APLAUSOS

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando