Con casi lleno en los tendidos se celebró la cuarta corrida de abono de la Feria de Septiembre de Murcia. Se lidiaron seis toros de Jandilla, desiguales de presentación y juego, destacando y siendo ovacionados en el arrastre los lidiados en primer y segundo lugar, y extraordinario el bravo y encastado sexto, que recibió el honor de ser indultado. Clamorosa ovación cuando entró en los chiqueros. Emilio Muñoz (ovación y palmas), César Rincón (oreja y oreja) y Enrique Ponce (ovación y dos orejas y rabo simbólicos). Al finalizar el festejo salieron en hombros Ponce, Rincón, Borja Domecq y el mayoral de la ganadería.
La faena de Ponce al jandilla fue histórica. Así lo narró Vicente Sobrino en Diario 16: “Bienvenido, negro zaíno, de 515 kilos, marcado con el número 79, de la ganadería de Jandilla: el toro; Enrique Ponce, veintiún años, nacido en la localidad valenciana de Chiva: el torero. Ambos fueron ayer tarde los protagonistas de una tarde histórica en el centenario coso murciano de La Condomina”.

Así arrancaba la crónica del citado periódico, que proseguía: “El tal Bienvenido, bien presentado, acudió una vez al caballo para recibir un formidable puyazo de Antonio Saavedra. El toro se cogió al caballo por la parte delantera y lo levantó, empujando con mucha clase. En banderillas, tuvo alegría arrancándose de largo a los banderilleros, destacando por dos soberbios pares Antonio Tejero. El toro, con mucho aire en la muleta, repetidor y muy largo en la embestida, se iba lejos del engaño cada vez que Ponce vaciaba el muletazo. Toda la faena en el centro del ruedo. Labor fundamentada sobre la mano derecha, con la inspiración del torero en las trincherillas llevadas a cabo siempre con la izquierda o en los cambios de mano. Tras cada serie, los remates con los de pecho tenían dos variedades: o a la hombrera contraria o en línea recta con el desahogo final de Bienvenido que, impresionantemente, elevaba cuartos delanteros y cabeza para seguir el vuelo de la pañosa. Solo una serie con la izquierda con tres naturales, muy metido el hocico del toro en el estaquillador de la muleta. De inmediato, la muleta de nuevo a la derecha. El toro, en continua codicia y con mayor fijeza si cabe, se rompía de bravo en los muletazos de la firma o en algunos del desprecio que también dio Ponce. De pronto, el público que no cesaba de corear ¡Torero! ¡torero! comenzó a agitar pañuelos blancos y a solicitar el indulto del bravísimo ejemplar. Cuando el presidente sacó el pañuelo naranja, la plaza estalló”.
El cronista concluye diciendo: “Con el toro ya perdonado, Enrique comenzó a torear de nuevo. El toro seguía incansable y hasta terminó crecido y desafiante. Casi veinte minutos de faena, rubricados por una entrada a matar simulada, volcándose el diestro sobre el morrillo”.
Por su parte, Guillermo Mira para la revista Aplausos, resumía así la faena: “Noventa y siete pases y catorce minutos estuvieron codo con codo Enrique y Bienvenido, en una catarata de sensaciones indescriptibles".
Este fue el primer indulto que se produjo bajo el reglamento actual en toda España. Bienvenido, un bravísimo toro de Jandilla que como semental “fue un toro mejorante”, tal como lo definió su ganadero Borja Domecq. El indulto se produjo el 14 de septiembre de 1992 y la cabeza de Bienvenido, que murió de viejo, está en el Museo del Club Taurino de Murcia.

