Me resisto a aceptar la capacidad de influir en la vida del país que se adjudica a los portales de Internet. Las opiniones que se expresan en ellos carecen del menor valor. Suelen ser fruto de una intención destructiva, y producto de una evidente cobardía. Quienes vierten sus fobias anónimamente es porque carecen de cuajo para dar la cara en un medio audiovisual o en un periódico. Por lo que sus opiniones son fuegos de artificio.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1987
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1987 para iPad
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1987 para Android
