José Murube defiende en La Cobatilla el mestizaje histórico de un hierro con más de 160 años de historia y unos criterios de personalidad, asentado por el tiempo y por la constante evolución de su selección. Un comportamiento muy fiable, muy consistente en las señas de identidad de lo que fue siempre esta sangre: galope, temple, ritmo, nobleza y clase. Como defiende el ganadero: una apuesta por lo que ha tenido la camada del último ejercicio, calidad. Con el tiempo, se han adecuado las hechuras, se han uniformizado. Y ahora, reconoce, su objetivo es continuar disfrutando de criar el toro que quiere, aportando un punto más de raza.
– “Público, empresa, torero y ganadero. Nivelar esos cuatro factores es lo más difícil para un ganadero, incluso más que la propia búsqueda de la bravura”
– “No soy ganadero por hacerme rico, esto no es un negocio. Tampoco busco arruinarme, pero quiero ser feliz y que mis toros se adecúen al comportamiento que quiero. Si me cuesta dinero, ya buscaré tener menos hobbies”
– “Estoy satisfecho pero quería más, no lo voy a negar porque sería engañarme. Y por encima de todo quiero ser realista. La camada ha sido buena pero por debajo de las expectativas que tenía”
Lea AQUÍ el reportaje completo en su Revista APLAUSOS Nº 2038
Lea AQUÍ el reportaje completo en su Revista APLAUSOS Nº 2038 para iPad
Lea AQUÍ el reportaje completo en su Revista APLAUSOS Nº 2038 para Android