Posee una fe y una confianza labrada por la madurez que da la experiencia y los años de alternativa. Analiza los registros de su tauromaquia, la desnudez de un concepto en ocasiones vibrante pero puro siempre. Admite que no siempre supo proyectar los sentimientos de la manera tan compacta como lo hace ahora. Su discurso tiene aval y crédito. Las cuatro orejas de Olivenza significaron un golpe de entidad a un torero con mensaje y en constante evolución.
“Estoy encontrando la expresión que siempre he buscado en mi toreo”
“En el invierno he sabido desgranar mucho de mí mismo e incluso sobre otros toreros viendo vídeos. Hay un trabajo que se refleja en la plaza”
“La ilusión y el sacrificio positivo nunca hay que perderlos porque son las claves de la evolución de un torero”
“Los años me han enseñado a pensar en el futuro en clave positiva, la negatividad lo que hace es minimizarte como torero”
Lea la entrevista completa en su revista APLAUSOS

