Pasa el invierno y seguimos imitando a Tancredo. El invierno inmoviliza a los taurinos. Joder, después de tanto lío con Sevilla va y el “bárbaro” Canorea se echa un discurso ante centenares de miles de oyentes: “Tiendo la mano. Que el agua vuelva a su cauce. Sólo pensamos en la vuelta a la normalidad. El tiempo lo cura todo. Empezaremos por los cimientos y esos cinco nombres y alguno más están en la cabeza de todos, etc.”. Pues como si nada. Canorea pasa de ser un bárbaro mal hablado a una monja o, y se agradece, a un empresario con la sensatez que estaba haciendo falta y se postula el primero para hacer la paz. ¿Tú has escuchado alguna respuesta? Ni cinco, ni cuatro, ni tres, ni dos, ni una.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1938
