Se agolpa el dolor en un veterano que quemaba las naves de sus últimas travesías, y en la sangre fresca de un torero joven que busca su futuro a base de corazón y de dolor extremo. Cayeron Paquirri y Jiménez Fortes. El primero, en Huesca; el segundo, en Vitigudino. Francisco se está recuperando con la medicina y con la casta y dureza de la sangre que corre por sus venas y su historia. Sangre de los Ordóñez, de los Dominguín, de los Rivera que han escrito la epopeya, la épica de este viejo y noble sentimiento que es el oficio de matador de toros.
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