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Los momentos en el toreo

El arte es un sentimiento que al expresarlo genera estética, belleza, duende, embrujo, que emociona muy intensamente. Y en el arte de torear eso ocurre como en ningún otro arte; hay momentos en que allí están los duendes, aunque no se ven, pero se perciben. La historia del toreo está llena de esos momentos generalmente protagonizados por los llamados toreros artistas, aunque en el toreo a esa emoción también se llega por la vía del riesgo, de la heroicidad, y a veces por vías desconocidas, pero es evidente que la emoción alcanza límites increíbles, de locura. Como decía, en el toreo esos momentos se dan con frecuencia. La memoria guarda la tarde sevillana en la que Manuel Benítez "El Cordobés" cortó el rabo (20 de abril de 1964), un torero que no era considerado de arte, pero tenía algo inexplicable que enloquecía a las masas, un don que Dios le dio. O la tarde en que Morante cortó otro rabo (26 de abril de 2023) al toro Ligerito de Domingo Hernández, o la más reciente de este pasado 1 de mayo, la faena de dos orejas al cuarto toro, también de Domingo Hernández. ¿Eran faenas de rabo o la del otro día era de dos orejas? Yo no lo sé pero lo que sí sé es que los momentos sí lo eran, pues el público enloquecido vivió momentos inexplicables, de locura, de emoción sin límite.

Si nos vamos a Madrid, ¿era de rabo la faena de Palomo Linares el 22 de mayo de 1972 o de dos orejas la de Juan Mora en octubre de 2010? Pues la de Palomo no la vi, pero la de Juan Mora sí, y no era de dos orejas pero ocurrió en el momento oportuno o, más exactamente, ocurrió uno de esos momentos mágicos, y las cortó. El rabo a Palomo tuvo tantas críticas que al día siguiente, en Las Ventas, le pidieron, con más motivos, un rabo a Paco Camino, y no se lo dieron por lo sucedido el día anterior. En definitiva, hay que contar con el momento, que transfigura las cosas, que hace sentir, a quien participa, sensaciones y emociones incontrolables causadas por esos duendes que están allí pero no se ven.

La tarde del pasado 1 de mayo en Sevilla fue una de esas tardes protagonizada por Morante y digo yo ¡que vengan muchas más como esa!, pero no hay que perder de vista que pueden tener su parte negativa, y es que bajan el nivel de exigencia y puede quitar categoría a una plaza como es la Maestranza. Mantener cierto estatus le cuesta pagar el canon de no dejarse llevar por esos “momentos”, vivirlos, pero el presidente debe saber controlarse y no pensar que ello es bueno para la Fiesta en general, que puede ser bueno, pero puede que no sea tan bueno. Esos momentos mágicos existen y hay que contar con ellos.

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Los momentos en el toreo

Rafael Comino Delgado

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