Al hermano de Joselito Adame le ha partido el pecho uno sin caballos que era uno con caballos. A los novilleros de ahora sin caballos le echan unos para con caballos y nadie tiene la más mínima dignidad, coherencia o valentía para decirlo. Que es inhumano. Que a unos críos no se les puede echar ese eral que pide un trancazo en el peto, que tienen el volumen, los pitones del utrero, y, en algunos lugares, el del toro. No escucho a ningún matador, a ninguna figura del toreo, a periodista alguno, a ningún empresario, a nadie, decir esto.
Decir que por qué a una vaca de tentadero se la torea después de varias acometidas al peto, decir que el eral en el campo va a tener a un caballo delante, decir que por qué eso no sucede en esas novilladas sin caballos que vienen reclamando a gritos un caballo, una vara y un picador. No tienen sentido esos festejos de volumen, pitones y movilidad sin atemperar, enfrentados a niños que no aprenden a torear. Aprenden a sobrevivir.