LA PÁGINA DE MANOLO MOLÉS

Los que salvaron los muebles

Manolo Molés
miércoles 26 de agosto de 2020
Es el año de la resurrección de los valientes y los olvidados, de los que quieren demostrar que valen para llevar las grandes ferias

Septiembre nos puede dejar un dulce sabor en el corazón de los aficionados siempre que un rebrote no se lleve por delante tantas ilusiones. Mal que bien vamos lidiando una temporada atípica sobre el alambre de la incertidumbre. De cuando en cuando sale el sol, pero el año está signado por las dudas, los miedos y el “paso atrás” de los grandes. Grandes del toreo y grandes de las empresas. Es el año de la resurrección de los valientes y los olvidados, de los que quieren demostrar que valen para llevar las grandes ferias y los que se han quitado de en medio con un paso atrás, que ahora mismo es lo fácil, y no sé si también lo aconsejable.

Es el año de la resurrección de los valientes y los olvidados, de los que quieren demostrar que valen para llevar las grandes ferias

Todas las empresas grandes se quedaron tras la cortina a ver si escampa. Los más poderosos cerraron sus palacios desde el primer momento y dieron por seguro que este año ya te puedes olvidar de los toros. Y se cerraron a cal y canto los grandes templos de la tauromaquia: Bilbao, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Salamanca, Madrid está en el alambre y tantas más. La tauromaquia, hay que dejarlo muy claro, no feneció porque un grupo de empresarios con mucha afición, con apetito de crecer y llegar a las grandes ferias se la jugaron de verdad. El dinerito y la salud. Son bastantes por fortuna. Y hay un dueto que disfruta con el curro: el dúo de los García, aunque cada cual va por su vereda. Carmelo es incansable y Alberto no pierde ninguna oportunidad. Es un crecimiento constante a base de dedicarle 24 horas al día a la Fiesta.

Por ellos y por otros muchos que se la juegan por dar una, dos o tres corridas, este barco de la temporada no se ha hundido. Por eso mi homenaje a “la segunda fila” que no solo logró que la temporada no fuera un fiasco, un páramo, sino que dieron luz y hasta lujo a una feria hecha más que con dinero a ganar, una feria de sueños, ilusiones y realidad. Si ese ejército que estaba en la segunda y hasta en la tercera fila ha logrado que el año más duro no sea un solemne desastre y un motivo para que la afición se aburra y se borre. Manolito Martínez Erice -el hijo de José Antonio Chopera-, Manolito Amador y tantos que se han tirado, por amor a la Fiesta, al ruedo de dar toros.

Por ellos y por otros muchos que se la juegan por dar una, dos o tres corridas, este barco de la temporada no se ha hundido. Por eso mi homenaje a “la segunda fila” que no solo logró que la temporada no fuera un fiasco, un páramo, sino que dieron luz y hasta lujo

Al año del desastre y dolor le han puesto música y flores los empresarios no dominantes. Es curioso. Ellos han salvado el año aquí. En Francia son los grandes empresarios con, atención, el apoyo de los alcaldes de Dax, Nimes y Arles los que han facilitado que el año taurino no falleciera de soledad en el rincón del olvido.

El año deja muchos interrogantes. ¿Qué falló? ¿Qué se hizo bien? Los abandonados pueblos y un ejército de taurinos con hambre, afición, valor romántico, soñador y echado para adelante han salvado los muebles de un año en que todos sufrieron. Pero quienes más necesitan apoyo y respeto y más han perdido son los ganaderos. A ellos hay que cuidar y dar las gracias. Son la clave.

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