C on la llegada del otoño y el final de la temporada se inicia el tiempo de las bodas, los reajustes de cuadrillas y para muchos toreros los cambios de apoderado y de planteamientos, con la intención de iniciar nuevas estrategias para su carrera, ilusionados con situarse entre los mejor colocados. La invernada es larga y da tiempo para adaptarse a las circunstancias con sosiego cara a 2014, que no se presenta como un camino de rosas sino lleno de espinas que los toreros tendrán que recorrer, cada uno dentro de sus posibilidades, con torería y buen criterio. “Ignosco te” (conócete a ti mismo) que decía el latino. Que esa es una de las bases esenciales del éxito.
