Primeras declaraciones 

Manolo Rubio: "No le guardo rencor al toro que me hirió"

El subalterno de Antonio Ferrera se encuentra ingresado en la Clínica Virgen del Mar de Madrid del grave percance sufrido este viernes en Las Ventas
Íñigo Crespo
martes 10 de junio de 2014

Sorprenden muchas cosas de Manolo Rubio, pero sobre todo su entereza y su profesionalidad. Con la rodilla hecha añicos y los ligamentos destrozados, el veterano subalterno asegura sentirse “animado” y “contento conmigo mismo. Me cogió cumpliendo con mi deber y no me echó mano corriendo. Cuando te pones un traje de luces asumes un riesgo y por mi parte lo tengo muy asumido. Me duele, es un trance muy duro, porque la temporada esta siendo muy bonita y estamos muy felices de ver a Antonio Ferrera en el momento que se encuentra, pero cuando vienes las cosas así hay que hacerlas frente y mirar con optimismo hacia adelante”.

Esta mañana el Doctor Máximo García Padros ha procedido a curarle la herida de la cornada, una incisión tremenda, de 15 centímetros en la región perineal, con orificio de entrada y salida, que alcanzó el pubis y contusionó uretra y recto. “He tenido una suerte inmensa porque el pitón entró por la parte delantera del ano y la trasera de los testículos. Son zonas muy delicadas donde los destrozos podían haber sido inmensos. Por fortuna va la herida bien y eso sinceramente es lo que menos me preocupa. Lo que tengo muy fastidiada es la rodilla”, explica Manolo Rubio.

Y es que la rodilla derecha se la destrozó por completo ese avieso y peligroso toro de Victorino Martín. “Llevo toda la vida en el toreo y nunca he visto un toro con esa agilidad y esa agresividad para levantarse”, sostiene el subalterno, quien deja claro un aspecto: “No le guardo ningún rencor al toro. Su obligación es coger. Me pegó la voltereta cuando cumplía con mi deber de forma honesta y profesional, no le voy a dar más vueltas. El toreo tiene gloria y crueldad”.

La reconstrucción de las importantes lesiones sufridas en su rodilla, llevará tiempo. De momento, la zona dañada esta escayolada por completo y hasta que no baje la inflamación, es imposible proceder a una inevitable intervención quirúrgica. “Hasta que transcurran ocho o diez días no se puede hacer nada. Confió plenamente en mi matador y en Raúl Gracía ‘El Tato’ quienes tomaran las decisiones más oportunas sobre si me intervienen aquí o me trasladan a otro sitio. De momento, paciencia y lo que esteépara uno hay que afrontarlo”, apunta Manolo Rubio, quien concluye con una reflexión sincera: “En dos días y dos noches que llevo ingresado me ha dado tiempo a pensar muchas cosas, pero el sentimiento mayor que me invade es el de haber tenido mucha suerte porque el pitón podía haberme hecho destrozos mucho más grandes y además me ha cogido en una plaza como Las Ventas donde hay unos cirujanos y unos equipos médicos muy buenos. Lo demás, es cuestión de tiempo”

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