Se acabó San Isidro. Habrá que adaptarse a un nuevo horario, a nuevas costumbres, se avecinan tardes de paseo y aburrimiento. ¿Qué se puede hacer en este país a partir de las siete? te preguntas después de treinta días seguidos de toros… Esperar otra feria es la única respuesta lógica. Y no crean, no es materia de siquiatría, son efectos naturales, la magia del toro que te atrapa. Incluso o a pesar de las tardes tostón que haberlas haylas, acabas enganchado. No saben lo que se pierden los anti. Una tarde de toros en Madrid te puede emocionar, indignar, enamorar, enternecer, hacerte creer que sabes más que nadie de toros, de toreros, incluso de periodismo, te puede aburrir, rebelarte, ceder porque ese día es mejor ceder o simplemente porque te lo pide el cuerpo… en apenas dos horas puedes pasar por todos los estados anímicos de la existencia del hombre sin que nadie sea capaz de preverlo.
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