Es uno de los carteles más esperados de la Feria de San Isidro. Tanto que el joven prodigio salmantino fue el primer torero contratado en firme para el abono de Madrid allá por el mes de noviembre pasado. Sirva como baremo de la expectación que también fue el quinto cartel en el que se colocó el "No hay billetes", tan solo por detrás de las dos tardes de Roca Rey, del regreso de Morante de la Puebla y del mano a mano entre Ortega y Aguado. Será su presentación con picadores en la monumental y también su despedida del escalafón antes de la alternativa en Nimes (viernes, 6 de junio), aunque ya sabe lo que es pisar Las Ventas cuando lo hizo siendo todavía un becerrista una mañana del día del patrón de hace dos años para cortar cuatro orejas a erales de Jandilla con apenas quince años. "Tener la foto de la salida a hombros de Las Ventas colgada en mi bodega me emociona mucho", afirma. Ahora quiere repetir esa imagen.
-Aquella primera vez pisó Las Ventas siendo un niño. ¿Le impresionó?
-Me impresionó mucho, sí, pero también recuerdo que esa mañana la viví de forma muy natural. Se me pasó muy rápido y se me erizó la piel cuando salía a hombros, es un escenario mágico, ahora mi corazón está plenamente pensando en la tarde de este viernes.
El padre de Marco Pérez, Vicente, fue un novillero prometedor a finales de los años ochenta pero un percance frustró una carrera que ahora revive en la figura de su hijo. A Marco desde una fulgurante aparición hace diez años en Salamanca se le colgó el cartel de niño prodigio y ese peso lo ha lidiado con naturalidad. A cada comparecencia del pequeño torero le acompañaba el runrún que siempre ha rodeado a los grandes talentos. Y hasta el relato, que contará en el futuro que a Marco un déspota como Gustavo Petro, ejerciendo la tiranía, le prohibió torear en Cali y Manizales. Luego llegarían los primeros éxitos como el rabo que cortó en el festival del 12 de octubre en Sevilla en 2022, el debut de luces en Aguascalientes, las cuatro orejas mencionadas de becerrista en Las Ventas antes de su presentación con picadores en Istres, el liderazgo del escalafón de novilleros la última campaña y las comparaciones con otros dos prodigios como Ponce y El Juli. "Es un privilegio que me comparen con dos maestros de una talla tan importante pero siempre he defendido que han sido carreras distintas. A raíz de esa comparación con El Juli siempre tuve en mente despedirme como novillero ante seis toros en Las Ventas. Lo comentaba con mi círculo más cercano y lo veía como un sueño muy muy lejano y poco probable, pero la vida, aquello que soñaba, se ha hecho realidad".
-Es una apuesta arriesgada.
-Lo sé, es un reto fuerte, pero por encima de todo es un privilegio. Soy consciente de la responsabilidad y de todo lo que hace falta para que una tarde así responda a la expectación. Sé que hace falta variedad, sé que se necesita una mentalización importante, también una pizca de suerte, pero Madrid lo merece todo y no veía un broche más idóneo para cerrar mi carrera de novillero que hacerlo de esta forma. Sé que la gente espera mucho. La actitud y las ganas suplirán los muchos defectos que tengo todavía. A partir de ahí, espero ser capaz de sacar mi toreo, que considero que comparto en muchas cosas con la afición más pura de Madrid. Desde que se anunció el cartel, tengo mucha fe puesta en este día. Creo que llego liberado para poder disfrutar de cada detalle. Me ronda la cabeza las veinticuatro horas del día. Los compromisos previos me han ayudado a afrontar este día de la manera más seria para que sea una tarde clave en mi vida.
Marco Pérez llega a la cita de San Isidro con diez novilladas toreadas en lo que va de temporada en las que ha cortado veinte orejas y un rabo. "Esta temporada me ha ayudado a coger esa soltura y técnica que necesitaba. Eso, junto con la ilusión que arrastro desde niño, es la combinación perfecta para ser matador de toros", afirma.
-A partir de ahora la exigencia cambia.
-Soy consciente de que me van a medir con la misma vara que a cualquier matador de toros. La gente espera que demuestre lo que tanto se habla de mí.
Marco Pérez lidera una generación de novilleros con las condiciones suficientes para renovar un escalafón con muchos años de alternativa. "Creo que es necesario que la tauromaquia se rejuvenezca, que los tendidos se llenen de gente joven como está sucediendo y que tanto ese público joven como los toreros que ahora llegamos compartamos ese sueño y esta pasión por los toros", desea.
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