Aunque el mano a mano entre El Juli y Sebastián Castella se saldó con cinco orejas -que pudieron ser más de no fallarse con la espada-, cada uno hizo la guerra por su cuenta y apenas rivalizaron de forma directa durante la corrida, que contó con varios toros notables de Zalduendo y uno sobresaliente de Cuvillo.
La tarde la abrió El Juli con un primer toro de Zalduendo que fue bueno aunque desarrolló una serie de dificultades que sólo las sabias manos del madrileño supieron tapar. Tremendo Julián con el astado de Fernando Domecq, al que hizo diabluras antes de acabar metiéndose entre los pitones -que por momentos le rozaron la taleguilla- y armar un alboroto en varios circulares en los medios de la plaza en los que no rectificó el terreno. Un pinchazo previo a una estocada fulminante no impidió que el público pidiera, y obtuviera, el doble trofeo para El Juli. Con el tercero, un ejemplar noble pero que se vino pronto abajo, no pudo haber lucimiento salvo con el capote, con el que instrumentó un gran quite por chicuelinas ligadas a varias cordobinas que levantaron una fuerte ovación. Con el quinto, otro buen zalduendo, salió muy arreado en el saludo capotero y en el posterior quite por lopecinas, antes de brindar al público y ofrecer una faena en la que sólo varios inoportunos tropiezos del toro deslucieron un conjunto de buena nota. Dos pinchazos redujeron el premio de la oreja a una intensa ovación.
Sebastián Castella paseó un apéndice del segundo, un toro de Cuvillo justo de presencia y que resultó noble pero que nunca se empleó en las suertes. El francés estuvo por encima de su oponente y trató siempre de poner la emoción que le faltaba al animal. Aguantó parones -fruto del escaso empuje del de Cuvillo- y tras una estocada logró el trofeo. Al cuarto, un complicado y geniudo toro de la divisa gaditana, logró atemperarlo en un trasteo deslucido por algunos enganchones. Lo más emocionante llegó al final, cuando asustó al público con un arrimón marca de la casa. Lo mató de una estocada caída, el público pidió con fuerza la primera oreja, que el presidente concedió, y con tibieza la segunda, también otorgada por el usía, hecho que provocó fuertes protestas entre el público. Sebastián, ante tal situación, optó por no pasear ninguno de los dos trofeos. Con el que cerró plaza, un extraordinario ejemplar de Núñez del Cuvillo, que planeaba por ambos pitones y derrochó calidad a raudales, Castella volvió a destacar en el inicio por péndulos y en el tramo final de faena, más encimista, aunque, a decir verdad, no terminó de cuajar al toro como éste merecía en el toreo fundamental. Los pinchazos impidieron que sumara más trofeos y, eso sí, salió en volandas por la Puerta de los Cónsules.
Nimes, 24 de mayo de 2010. Toros de Zalduendo (1º, 3º y 5º) y Núñez del Cuvillo, bien presentados salvo el 2º y de juego dispar. 1º, bueno aunque con dificultades; 2º, noble pero sin emplearse; 3º, noble pero duró poco; 4º, complicado y con genio; 5º, bueno; 6º, extraordinario. EL JULI: Dos orejas, silencio y ovación con saludos; SEBASTIÁN CASTELLA: Oreja, dos orejas que se niega a pasear y ovación tras aviso. Entrada: "No hay billetes".
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