Como la historia es “mater et magistra”, nada mejor que echar mano de ella para entender ciertas cosas que están ocurriendo ahora. En el verano del año 1936, en la llamada España nacional no hubo ni una sola corrida de toros, y sin embargo en la otra zona, la llamada “zona roja”, se celebraron veinte (20), algunas de ellas organizadas por la FAI con el fin de recaudar dinero para la guerra, en las cuales los toreros hacían el paseíllo con el puño en alto. En esa zona, al comienzo de la incivil guerra había toros bravos suficientes y sobrados. Incluso se anunciaban corridas como de “la famosa ganadería del Frente Popular, antes de Samuel hermanos”. Huelga decir que los milicianos no compraron la vacada y la finca a los ganaderos. Eran tiempos de “requisa”. Luego, en los difíciles días de los años bárbaros, los víveres comenzaron a escasear y los toros de lidia se convirtieron en carne de matadero. Acabada la contienda las ganaderías fueron restituidas a sus dueños, pero había sido tal la sarracina que los “6-hermosos toros-6” anunciados eran como máximo utreros y algunos incluso erales. Esa fue la herencia que dejaron las milicias republicanas que metieron mano en el toreo. El anterior retazo de “memoria histórica”, hace más comprensible la persecución actual de la Fiesta.
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