Su concepto y su forma de entender el toreo ya llamó la atención de novillero. Por valor, por despaciosidad y un exquisito sentido del temple con la mano baja. A mediados de la temporada pasada tomó la alternativa y siguió en la misma línea de matador. Todo se vio en Valdemorillo a principios de mes. Con un lote de Monte La Ermita dejó constancia de dónde puede llegar. Sin salir a hombros, fue uno de los triunfadores del serial madrileño. De momento, no ha sonado el teléfono. Pero será cuestión de tiempo. Sus armas son las que vencen.
- “En Valdemorillo los deberes estaban hechos y salí a hacer lo que sé. Faltó abrir la puerta grande. Me hubiera servido de más”
- “Salgo cada tarde a disfrutar y a vivirla como si fuera la primera y la última. Con el toro todo es más serio, más de verdad”
- “En principio no tengo nada. No sé. A quien tienen que llamar es a mi apoderado, a Raúl Galindo. Yo me limito a entrenar y a mejorar”
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