El 21 de julio de 1985 el coso de la calle Xàtiva acogió una corrida de toros concurso de ganaderías. El cuarto ejemplar del festejo, del hierro de Pérez Angoso, hirió de mucha gravedad al banderillero de la cuadrilla de Pepín Jiménez Miguel Abellán, el Maletilla de Oro, a quien los médicos tuvieron que amputarle una pierna tras el percance unos días después. “Mejor que me hubiese matado el toro”, dijo el torero.
“Moralmente estoy destrozado. Era un profesional del mundo del toro que empezaba a ver color, a vivir de mi trabajo vestido de luces, a pensar en que podría criar a mis hijos con el toro… y a los cuatro días me han cortado una pierna. Mejor que me hubiese matado el toro”, dijo Miguel Abellán días después del percance al periodista Rafael Carrión en Radiocadena, según publicó en aquel momento José Luis Carabias en su sección fija de AplausoS.
“Como todos los toros se pican en el mismo sitio, en un círculo, donde se ponen en suerte, con las pisadas de los toros anteriores se habían producido muchos hoyos en la arena. Una de las veces el toro de Pérez Angoso salió suelto del caballo y yo, por cortárselo a mi matador, Pepín Jiménez, lo quise correr para atrás y metí el pie en uno de los hoyos. Casi pude rehacerme pero volví a pisar otro nuevo y entonces me caí, el toro hizo por mí; no fue culpa del animal, fue culpa mía”, prosiguió Abellán en su declaración.
El torero, pedía al público “que cuando vaya a ver una corrida de toros le den importancia a los profesionales, ya no por lo mío, porque me hayan cortado una pierna, sino porque los toros matan. Es una lucha y un sacrificio muy grande para poder salir a hacer ese paseíllo e intentar agradar a toda la afición. Hay personas que sí valoran el sacrificio del torero, del banderillero e inclusive del ganadero. Hay otras que gustan de la tragedia y eso es para aquellos tiempos de los romanos que echaban a los hombres a los leones. Yo creo que la Fiesta tiene que ser bonita y bella y el público estar dispuesto a divertirse, no a ver sangre como en muchas plazas van a ver”.
Abellán sufrió, según rezaba el parte facultativo inicial, “dos heridas por asta de toro en cara posterior del muslo izquierdo. Una de ellas en tercio superior paralela al pliegue glúteo, de 30 cm. de extensión superficial con dos trayectorias: una de dirección hacia adentro y arriba, de 15 cm., que llega hasta la cara posterior del trocanter mayor con grandes destrozos musculares. Otra hacia abajo y adentro, que disecando la cara posterior del fémur, se une al trayecto de la otra herida. La segunda -proseguía el parte- está situada en el tercio inferior y tiene una dirección vertical, siendo su extensión superficial de 15 cm. Presenta una trayectoria hacia arriba y adentro, comunicándose con el anterior trayecto, y tras disecar la femoral superficial, en una trayectoria de 10 cm. de extensión, produce un orificio de salida en piel de 10 cm. de extensión, a nivel de la cara interna del tercio medio del muslo. Gran hemorragia y shock traumático. Durante la intervención se le han trasfundido 1.000 cc. de sangre isogrupo. Pronóstico muy grave. Firmado: el doctor Felipe de Luz”.
