Este número de Aplausos ve la luz el mismo día que las mulillas arrastran el malhadado 2012. Chungo ejercicio donde los haya. Guerra en los despachos taurinos, ninguneo en la moqueta de los políticos, deserción en las taquillas, excedentes y desolación en el campo, mil sueños toreros hechos girones, nubarrones en el horizonte inmediato… en realidad, un pedrisco. Solo queda olvidarlo y soñar con que el trece acabe con la maldición del mismo. Bien mirado no tendría que ser difícil de mejorar por mucha ley de Murphy, aquella que asegura que lo que va mal siempre es susceptible de ir peor que manejan los agoreros, impere en esta querida España a la que hace tiempo que nos zarandea gente extraña con conceptos desconocidos hasta ahora. Definitivamente, maldita sea, siguen existiendo los Pirineos. Hoy toca mirar hacia adelante, creer en el trece y si acaso recordar las tardes grandes y las alegrías del doce, que también las hubo.
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