La Revolera

Imposible por no ser posible

Paco Mora
domingo 03 de junio de 2018

Como “imposible, por no ser posible”, habría definido la “miurada” de esta tarde en Las Ventas, Pepe Conde, el mozo de espadas de Ignacio Sánchez Mejias, según su inveterada costumbre cuando trataba de excusar la presencia de su matador en cualquier acto o invitación. Los toros del hierro de Zahariche no han sido ni buenos ni malos ni regulares; han resultado sencillamente imposibles. Verdaderas fieras corrupias ante las que Rafaelillo, Pepe Moral y Román se han jugado el tejido subcutáneo, la safena y la femoral sin la más remota posibilidad de éxito. A pesar de ello y de que los aficionados y espectadores de ocasión saben perfectamente que los Miuras son como son y que salgan de otra manera es pura casualidad, ha faltado un “tris” para que se colgara en las taquillas el cartel de “No hay billetes”.

¿Qué tienen los toros de Miura para ejercer esa atracción fatal en los públicos? Sencillamente historia. Historia trágica pero historia al fin y al cabo. La tragedia también tiene su poesía y por ahí andan para “in saecula saeculorum” los versos y las canciones populares que recuerdan la muerte de los toreros que cayeron sitiados por un miureño, hasta llegar a la tarde de Linares en la que Manolete perdió la vida entre las astas de “Islero”, un toro que hoy no pasaría en una novillada de una plaza de tercera ni por edad, ni por peso ni por trapío.

Bueno, pues con ese material han estado realmente heroicos el murciano, el sevillano y el valenciano. Solo el segundo se ha equivocado dos o tres veces aunque siempre con violencia y por arriba y ha estado a punto de engañar a Moral, que, como le sobra valor, se la jugado a cambio de algunos muletazos de alto riesgo. Mucho merito tiene Rafaelillo que, pese a conocer bien el material, ha probado todo lo posible con su primero y ha estado a punto pagarlo caro, pues el zaleo que le ha propinado el prenda ha sido impresionante. Román ha intentado olvidarse donde pastaron sus dos regalitos y ha querido tratarlos como si fueran adversarios de calidad. Ha pasado las ducas, como sus dos compañeros de cartel, ante la impasividad de un público, que solo había ido a la plaza esta tarde para comprobar “in visu” la mala uva de los toros con la leyenda más negra de la ganadería brava española.

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