El toro recrudeció a partir de verano el duro peaje que han de pagar quienes se visten de luces. Y, como suele pasar, lo hizo sin distingos de ningún tipo. Todos: matadores, novilleros, rejoneadores y, sobre todo, banderilleros, cayeron heridos de distinta consideración en la segunda parte de la temporada. Manzanares, Perera, Cayetano y, muy especialmente, Mariscal, Márquez y Mota, sufrieron la crudeza de la profesión.
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