Los camellos se quedan sin trabajo. Síntoma evidente de que, o no se les necesita, o que les sucede como a los apoderados de las figuras: su aportación a nuestra/su imagen es irrelevante. Los camellos en paro, pero flipamos. Sucede que tenemos ya en nuestro ADN suficiente narcología para el flipe individual y colectivo. Y hasta para transmitirlo genéticamente. Hemos aceptado como país, ser una provincia de Alemania, su meublé, su piscina de verano. Lleva Latinoamérica (gas, petróleo, riqueza natural, potencial sin fondo) esperando a un líder con DNI de aquí, pero nosotros mantenemos la posición de a cuatro sexual. Describo: mirada al suelo con gesto de ¡ay!, culo hacia el norte, ocupado por miembro alemán. La nuca nos huele a cerveza y la espada a pecho teutón. O nos cabe, o nos va la marcha. España, que hizo un Dos de Mayo.
Lea el artículo completo en su revista APLAUSOS
