La temporada taurina se ha adentrado en un momento decisivo para los espadas en tiempo de merecer y crecer. Una buena racha final les deja bien situados para el arranque de la siguiente. Y en estos momentos hay varios nombres que están en la cabeza de las revelaciones: Samuel Navalón y David de Mirada figuran entre los más destacados y a punto para el gran asalto, dicho con todas las reservas que implica una profesión tan expuesta en la que los accidentes y los cruces de intereses (sin olvidar los cambios de ánimo de los propios toreros) son capaces de arruinar los mejores augurios. Es tan cierto que los dos suman triunfos de relieve como que ninguno de los dos ha tenido este año, esa es la impresión general, la atención ni mucho menos la recompensa que merecían esos triunfos.
El valenciano comenzó a opositar con éxitos continuados desde el mismo día de la alternativa en Albacete la temporada pasada y pocos días después, nada menos que en la Feria de Otoño de Madrid, confirmó el ascenso con nota alta en lo que suponía todo un reto de alto riesgo. No decayó esta temporada pese a las evidentes desatenciones que le aplicaron, no le incluyeron en Fallas donde en buena lógica se suponía que tendría un sitio destacado ni en los carteles estelares de Madrid, en realidad nada que le hiciese mella ni le impidiese seguir martilleando las puertas del futuro.
En este último tramo de temporada con triunfos resonantes en Casas Ibáñez donde cortó un rabo a un saltillo de Victorino Martín, en Requena y sobre todo en Albacete, su patria de adopción, en festejo televisado, ha recargado su argumentario para que el próximo arranque de temporada encuentre la atención contractual que merece.
DE MIRANDA
Por su parte, David de Miranda, que ya había abierto la Puerta del Príncipe en abril sin que el hito le contase mucho, este verano tras su actuación en la feria de Málaga se ha convertido en el gran impacto que ha puesto al toreo en modo de máxima atención. ¿Qué ha pasado, qué es esto?... se preguntaban los aficionados. Nada por lo visto que conmoviese las anquilosadas estructuras del toreo que apenas ha sido capaz de abrirle las puertas en unas pocas sustituciones de diestros heridos. Una de ellas en Linares donde repitió apuesta con un impacto semejante al alcanzado en la capital costasoleña que le ha permitido mantener intactas la ola de expectación.
DIFERENCIAS
De Miranda y Navalón son toreros muy diferentes sobre una evidente base de valor, de los de ir a la guerra hasta avasallar, justo hasta abolir aquella teoría que diferenciaba entre terrenos del toro y terrenos del torero. De más experiencia el onubense, más tierno el valenciano, matiz que en cuestiones del toreo nunca se sabrá a quién beneficia, si es mejor la experiencia o si la inocencia da más réditos emocionales. Los dos apuestan por la firmeza ante el toro, son de atalonarse y que pase lo que tenga que pasar y mientras el primero tiene un estilo más vertical, el segundo es más elástico; y si el primero es más Ojeda, eso decían las crónicas de Málaga, el segundo es más Dámaso por una clara influencia territorial. No son comparaciones nada fáciles para ninguno de los dos. Ambos han de saber que quien resiste y persiste es probable que acabe derribando los muros del sistema. Casos anteriores y recientes con final feliz hay, Borja Jiménez ya encaramado en las ferias es uno de los últimos. Tampoco ellos son los únicos, así que cualquier distracción les pueden echar la delantera.