El granadino, con el mejor lote del desigual encierro de Torrealta, pasea el único trofeo del festejo celebrado en Santander. Castella y Perera, esforzados pero sin resultados tangibles.
El trofeo cayó en el cuarto del festejo. El Fandi, que ya había sorteado un primer ejemplar manejable, vio cómo devolvían su segundo por invalidez y salía otra sobrero del mismo hierro. Tras armar un alboroto en banderillas, tercio en el que incluso llegó a clavar un cuarto par, y poner a la plaza entera de pie, combinó el toreo más pausado y templado con otro más de adorno y de cara a la galería. Mató de media estocada tendida y llegaron incluso a pedirle el segundo apéndice. El que abrió plaza, bajo, bien hecho, serio por delante, ofreció un gran juego en el último tercio. Contó con un enorme son por ambos pitones, especialmente por el derecho, lado por el que Fandila muleteó tesonero aunque sin grandes exquisiteces. Hizo guardia la espada en el primer envite y quedó desprendida en el segundo. Escuchó silencio.
Sebastián Castella se jugó el tipo con el feo jabonero que hizo segundo. El de Torrealta, hecho cuesta arriba y de poco cuajo, embistió a oleadas y con peligro sordo. El francés, que podía haber macheteado por la cara sin mayor esfuerzo, apostó por una faena que no podía ser lucida pero sí meritoria. El toro echó la cara arriba en la suerte suprema y hubo de recurrir al verduguillo. El quinto le volteó de forma espeluznante en el comienzo de faena por estatuarios. Repuesto rápidamente del susto, el de Beziers mostró su valor con un toro de desiguales arrancadas, que se dejó más por el pitón derecho. Por ahí logró lo más destacado en una labor que pecó de encimismo al final. Saludó una ovación tras pinchazo y estocada caída.
Miguel Ángel Perera saludó a la muerte de sus dos toros. El colorado que hizo tercero, bien hecho, con cuello y acucharado de cuerna, tuvo tanta buena calidad y buenas intenciones como falta de fuerza y motor. Perera, ante la falta de transmisión del torrealta, no pudo más que mimar las mortecinas embestidas. El sexto, un toro que tuvo como principal virtud la repetición, embistió con desigualdades -unas veces con mayor largura que otras- y el extremeño puso a todos de acuerdo en tres series diestras de mucho mando y temple. Se embarulló un poco al final, con circulares y arrimones varios, y, como la espada cayó baja, se fue de vacío.
Santander, 29 de julio de 2010. Toros de Torrealta, el 4º como sobrero, desiguales de presentación y juego. EL FANDI: Silencio y orejas con petición; SEBASTIÁN CASTELLA: Silencio tras aviso y saludos tras dos avisos; MIGUEL ÁNGEL PERERA: Saludos y saludos tras aviso. Entrada: Lleno.
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Única oreja para El Fandi
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