La espina

No es eso, no es eso...

Paco Mora
lunes 14 de mayo de 2012

La idea de un San Isidro cultural es buena. Simón Casas es un hom­bre de ideas pero, como suele suceder con todos los individuos de acusada personalidad, hay que cuidar que no se le desboquen. El toreo no debe ser pretexto para resucitar a los “epatants” de los tiempos del cólera. Porque uno lee los nombres de los participantes hasta ahora en el espacio Arte y Cul­tura de Las Ventas y le parece haberse re­trotraído a los finales del franquismo o a los comienzos de la transición, en los que bastaba mostrarse políticamente incorrecto para sentar plaza de ingenio y valentía. Aquellos eran otros lopeces. Eran tiempos en los que cuando llamaban a la puerta a las siete de la mañana todavía no se podía estar seguro de que era el lechero. Aún podía ser una pareja de la brigadilla encargada de perseguir rojos y ateos. Por eso, con cuatro jerigonzas verbales cualquier aspirante a la fama que daban los titulares en los periódicos y el cabreo de la gente aposentada en el poder político, militar, religioso y financiero, solían conseguir su objetivo. Los que contra Franco vivían mejor están ya de­mo­dé, y no conviene unir sus nombres a las cir­cunstancias por las que atraviesa el toreo en la actualidad.

Lea el artículo completo en su revista APLAUSOS

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando