En el toreo, como en cualquier otra cosa de la vida, los que pueden exigen y los que no, a pasar por el tubo, con las orejas gachas y “al buen callar llaman Sancho”. Cierto que por muy arte que sea la tauromaquia, cuando se abre una taquilla, y el público ha de pasar por ella para conseguir la entrada a la plaza previo pago de su importe, se convierte en negocio y al torero no le queda otra que someterse a la dictadura del mercado, en la que prima la ley de la oferta y la demanda. Eso es de cajón.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2168
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2168 para iPad
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2168 para Android
Acceda a la versión completa del contenido
No es oro todo lo que reluce
El rejoneador de Benidorm todavía se encuentra convaleciente de la lesión que sufrió en el…
El novillero, cogido este sábado en Sonseca, fue prendido por el segundo novillo de la…
El torero salmantino fue cogido este sábado en mientras ejecutaba una larga a portagayola en…
Los Yébenes (Toledo). Novillos de Amparo Valdemoro. Villita, ovación con saludos y dos orejas; Miguel…
Móstoles (Madrid). Toros de Victoriano del Río (4º bis), siendo el segundo premiado con la…
La terna sale a hombros tras repartirse siete orejas de la corrida de Castillejo de…