Tarde gris plomo y bostezo en La Maestranza. Otra ganadería, la de Torrehandilla-Torreherberos, para el monte del olvido. Ese monte en el que están clavadas todas las cruces de la mansedumbre que hacen de la Fiesta de los Toros un espectáculo tedioso…
LA OPINIÓN DE PACO MORA: “Ahora, a seguir soñando…”
Tarde gris plomo y bostezo en La Maestranza. Otra ganadería, la de Torrehandilla-Torreherberos, para el monte del olvido. Ese monte en el que están clavadas todas las cruces de la mansedumbre que hacen de la Fiesta de los Toros un espectáculo tedioso. Con decir que lo mejor de la tarde ha sido el pasodoble de Dávila Miura, interpretado por la banda de música durante la faena de El Fandi al último toro, que acabó acostándose de gusto mientras el granadino se acercaba a la barrera para coger la espada de acero, está dicho casi todo.
Sólo el quinto y el sexto tuvieron ciertos destellos de bravura y con ambos El Cid y El Fandi pudieron salvar la honrilla por los pelos, porque tampoco eran los dos bureles para echarles piropos. Paquirri Jr. anduvo por allí con dos jumentos que hubieran lucido mejor con aguaderas o tirando de un arado que con divisa y banderillas. Corrida en fin, digna de ser denunciada al defensor del cliente para que fijara el castigo que merece el ganadero capaz de criar algo así. Aunque si lo que se quiere es acabar con la Fiesta sin que sus enemigos tengan que intervenir, y ensuciarse las manos con jugadas sucias apoyadas por políticos traicioneros, como los de Torrehandilla-Torreherberos deben salir los toros cada tarde. La mala pata para el latinoche adalid de los prohibicionistas, es que de vez en cuando sale una corrida como la de Fuente Ymbro del miércoles pasado. Y así vamos recargando las pilas para ir sobrellevando la cruz de casi todas las demás. ¡Y qué cruz, Dios mío!
