La última entrevista
(Foto: Javier Arroyo)(Foto: Javier Arroyo)

“El final llegará cuando el corazón me diga que vale”

Paquirri habló con Aplausos el pasado uno de octubre
Redacción APLAUSOS
lunes 15 de octubre de 2012

“Es probable que lo que me mantenga tanto tiempo en activo y en las ferias sea la ilusión de ver al público llenar las plazas para verme. Eso es una responsabilidad que me llena de felicidad. A nadie se le debe olvidar que aquí sobramos todos si no hay público y que el primer triunfo de un torero, por encima del artístico, es la capacidad de llenar las plazas”. Con esta reflexión comenzaba Francisco Rivera Ordóñez la que es la última entrevista que ha concedido a un medio de comunicación. El diestro se sinceraba con nuestro compañero Íñigo Crespo en la edición 1827 de Aplausos, publicada el pasado 1 de octubre.

A continuación transcribimos sus principales reflexiones, en las que hablaba de sus orígenes, del futuro, de la profesión, de una carrera que comenzó a tomar fuerza en 1995 cuando Espartaco le convertía en matador de toros en presencia de Jesulín de Ubrique en la Maestranza.

-Cuando empezaba en la profesión, ¿creía que iba a tener tanto recorrido en el escalafón que iba a estar tanto tiempo toreando?
Si le digo la verdad, no pensaba en nada. Únicamente mi mente estaba centrada en torear y torear y nunca me planteaba otra cosa. Entonces y en gran medida ahora a también lo que de verdad me preocupaba era estar a la altura de mis apellidos, de la grandeza de mi padre, de mi abuelo y de mi tío. Todo lo demás nunca me lo plantee.

-¿Qué tiene o que conserva en su tauromaquia o simplemente en su concepto de su padre, de su abuelo o de su tío?
A veces me planteo lo contrario: Qué pensarían ellos de mí. Y al final llego a la conclusión que es mejor no planteárselo. No tengo ni la menor idea de lo que pensarían, aunque lo que sí le digo, es que ellos siempre están muy presentes en mi mismo.

-Pero algo tendrá de ellos.
Me enseñaron desde muy niño que quién habla bien de uno mismo es porque no tiene gente que le diga las cosas buenas, por eso prefiero que sean los demás los que lo digan. Esta claro que son mis espejos y que se quiera o no se quiera los genes siempre están ahí y no son parecidos, son los genes.

-Esos no fallan.
Por supuesto que no fallan. Fíjese que de mi padre no he visto muchos videos banderilleando, he visto pero muchos menos de los que se pueda creer. Y es cierto que en banderillas, viéndonos por detrás, somos como dos gotas de agua. Hay gente que me dice: ‘Te pareces a Paquirri’ y yo les digo ¿Cómo no me voy aparecer a Paquirri si es mi padre? Son parecidos producto de los genes, no son parecidos impostados.

LA HORA DEL ‘ADIOS’

-Como usted mismo ha dicho aquí nadie esta 18 temporadas en las ferias, toreando un alto número de festejos, por casualidad. Algún secreto habrá tenido.
La ilusión, la felicidad de ver a la gente ilusionada por verme, cumplir los sueños que sigo teniendo cada vez que me visto de torero…

-A todo ello. ¿Lo podemos llamar ‘afición’?
Indudablemente es la palabra que mejor define lo que le digo. Tener afición significa muchas cosas, entre otras no entiendo mi vida sin el toro, sin el contacto con el público. Esas cosas son pilares fundamentales para ser torero y para sentirte como tal día tras día.

-Dice no concebir su vida sin el toro, pero en algún momento llegará el ‘adiós’.

Llegará pero seré lo que he sido y lo que soy: un enamorado del toro, del toreo y de mi profesión. Amo el toreo por encima de todo.

-Por cierto, ese ‘adiós’ ¿esta lejano o cercano?
No lo sé, sinceramente. Es una cosa que hoy por hoy no me lo he planteado pero soy una persona de impulsos y que me guío por el corazón. Digamos que llegará el adiós cuando el corazón me diga que vale. Llegaré hasta donde el corazón me lleve.

“ESTAMOS EN PELIGRO: SE ESTA PERDIENDO LITURGIA Y TORERÍA”

“La educación taurina es fundamental y en eso estamos en peligro: se esta perdiendo liturgia, torería, respeto al toro y a los compañeros”, así de contundente se muestra Francisco Rivera Ordóñez al hablar de su formación taurina, de lo que vivió de sus mayores, puesto en correlación a los tiempo actuales. “Ahora mismo están saliendo muchos jóvenes con una gran calidad y muchas posibilidades para ser grandes toreros pero que les falta respeto frente a la antigüedad. ¿Tanto cuesta llegar a un patio de cuadrillas y desear a los compañeros algo tan importante y tan simple como ‘Suerte’? “, pregunta el diestro. “Deseando ‘suerte’ no estas diciendo a un compañero: ‘Ojalá cortes cuatro orejas y dos rabos y yo nada’. Diciendo ‘suerte’ estas mostrando un deseo de que no te pegue un pisotón un toro”, subraya antes de concluir: “La torería jamás se debe perder, porque esa es otra de las grandes fortunas que tenemos los toreros. Para la liturgia, la torería y el respeto, no hay modas ni épocas”.

“EL MIEDO SIEMPRE ESTA PRESENTE”

Con la veteranía, la experiencia y el oficio que da el verse tan seguro y tan fácil en la plaza, cabe preguntar al diestro por el olor, el sabor o la presencia del ‘miedo’ como compañero de viaje del torero. “Cada tarde se pasa más miedo y a medida que cumples años de alternativa más”, admite Francisco Rivera Ordóñez. “El miedo existe porque existe la responsabilidad, siempre esta presente. El torero no es un loco que se pone delante del toro sin ton ni son. El torero es una persona que asume el riesgo que existe, que tiene interiorizado este baile de vida y muerte que representa el toreo”, expone. “Hay dos miedos –reflexiona- el físico que te obliga a resolver y a aplicar una técnica para no sufrirlo. Y luego otro muy duro que el terror a no ser capaz de responder a las expectativas. Ese es muy duro porque te tensiona y no te deja soltarte. Los toreros nos creemos que podemos contralar el miedo pero hay veces que te controla él a ti”.

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