FERIA SEÑOR DE LOS MILAGROS
(Foto: Matías)(Foto: Matías)

Enrique Ponce, dos orejas, a hombros en Lima

El Juli y Manzanares, ovacionados con descastada corrida de Roberto Puga
Jaime de Rivero
lunes 03 de diciembre de 2012

GALERÍA FOTOGRÁFICA DE MATÍAS DEL FESTEJO

Ponce brinda a Vargas Llosa

Ponce recoge en Lima su quinto Escapulario

Enrique Ponce triunfó nuevamente en la Plaza de Acho, en la cuarta corrida de la Feria del Señor de los Milagros. En su decimoséptimo paseíllo en este coso, el valenciano cortó dos orejas con las que salió a hombros por décima vez. Una tarde de mucha expectación que se vio empañada por la mala presentación de los toros de Roberto Puga, salvo el corrido en cuarto lugar. Un encierro terciado, al que le faltó fuerza y movilidad, pitado en el arrastre. En cuanto al juego fueron fijos, nobles y ninguno se rajó.

Las dos faenas de Enrique Ponce fueron lecciones de bien torear. El primero bis de La Ahumada, que salió en reemplazo de uno de Roberto Puga cambiado por su escasa presencia, era un manso sin fuerzas que tendió a tablas y no se prestó durante los primeros tercios. El de Chiva brindó la muerte al premio Nobel Mario Vargas Llosa, para luego plantear la faena en el tercio. Ahí lo lidió con oficio e inteligencia, dejándole la muleta en la cara al final de cada pase, siempre con temple y suavidad. Comprendió a su enemigo llevándolo toreado a media altura, sin forzarlo pero corriendo la mano, para luego terminar enroscándoselo en medio de las ovaciones. Una faena de laboratorio para buenos aficionados que culminó con una estocada caída que fue retribuída con una merecida oreja y una ovación enorme, una más de las tantas que ha tenido en esta plaza.

El cuarto de Roberto Puga, que fue el mejor presentado, tenía fijeza pero era reservón y justo de fuerza. El maestro brindó la faena al público para iniciar su obra con doblones que enseñaron el camino que el manso debía seguir. Con paciencia fue sobándolo hasta meterlo en la muleta, aprovechando el buen pitón izquierdo. Lo llevó al pie de los tendidos de sol, para allí extraerle todos los muletazos posibles, sobre todo circulares en los que llevaba al toro metido en la muleta. Inventó una faena ante un animal inaparente. Un pinchazo y una estocada tendida merecieron una oreja con la que abrió la puerta grande.

El Juli también dio una lección de lidia con el segundo bis, de San Sebastián de las Palmas, que reemplazó a otro de Roberto Puga que embestía dando arreones y calamocheando. El Juli planteó la lidia acertadamente, sacándolo de la querencia de tablas para buscar en los medios el lugar más adecuado para su obra. El madrileño comprendió a su adversario, bajándole la mano en cada derechazo para de ese modo superar y corregir los anotados defectos. Hizo pasar por bravo al manso, siempre llevándolo con mucho poder y seguridad. Media estocada fue suficiente para acabar con su oponente. El segundo de su lote se aplomó en la muleta sin dar mayor juego. Lo despachó rápidamente.

Había expectación por ver a José María Manzanares tras dos años de ausencia en Acho. Sin embargo no tuvo el lote más propicio y no pudo redondear su actuación. Al corrido en tercer lugar lo toreó dándole tiempo y espacio para no agotarlo. Con la muleta a media altura lo fue llevando hacia una faena en la que aprovechó los dos pitones del noble animal. Tuvo muletazos llenos de arte y verdad a pesar de que el toro se había aplomado. Forzó innecesariamente la suerte de recibir a un toro que no lo permitía. Tras dos intentos fallidos consumó un volapié, perdiendo todo trofeo. Con el que cerró plaza no pudo estructurar faena, que llegó muy parado a la muleta. Logró algunos muletazos sueltos y lo mató de una estocada caída.

Lima (Perú), domingo 2 de diciembre de 2012. Toros de Roberto Puga y La Ahumada (1º bis) y San Sebastián de las Palmas (2º bis), terciados, anovillados (1º y 2ª), sin fuerza, ni transmisión. Nobles y fijos. ENRIQUE PONCE: Oreja y oreja; EL JULI: Ovación con saludos tras aviso y silencio; JOSÉ MARÍA MANZANARES: Ovación con saludos tras aviso y silencio. Entrada: Casi lleno. Al término del paseíllo la terna fue obligada a saludar desde el tercio. Destacó la presencia del Premio Nobel Mario Vargas Llosa.

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