La miel, un elemento natural curativo para los toros indultados

"Junto con los antibióticos, es lo mejor para curar al toro", afirma el veterinario de ganado bravo Honorio Carceller
Jorge Casals
jueves 10 de octubre de 2013

En un mes de tantos indultos como el que estamos viviendo, la miel ha vuelto a mostrarse como uno de los elementos naturales curativos más importantes en las heridas de los toros. Honorio Carceller, veterinario de toros de lidia, asegura que la utiliza para evitar infecciones en los procesos de curación de los toros indultados: “Es un método tradicional que se suele utilizar y que junto con los antibióticos, es lo mejor para curar al toro. La miel impide que las bacterias se multipliquen y mantiene la herida hidratada para que no se cierre la superficie ya que lo que se pretende es que la herida cicatrice de abajo hacia arriba. Si por mala suerte se cierra la superficie y no se ha curado la herida, se crea un tapón que hace que se mantenga la infección provocando fiebre, que hace que el toro no coma y en ocasiones eso desencadena en una muerte. Con la miel rellenamos todos los puyazos y las heridas por completo”.

Carceller ha sido el encargado de curar algunos de los toros indultados este año como Velero, de Domingo Hernández, indultado por El Juli en Arles, o Valenciano, de San Mateo, indultado por Ponce en Tomelloso. Además, en años anteriores se encargó de las curas de toros como Calabrés, de Daniel Ruiz -le perdonó la vida Perera en Beziers en 2012-, o el famoso Ingrato de Parladé en la histórica actuación en solitario de José Tomás en Nimes. Sin duda, es todo un experto en la materia y sus manos han ayudado a que estos toros sigan hoy en día vivos en sus respectivas fincas, curados por completo de las heridas ocasionadas durante sus lidias.

LA CURACIÓN, PASO A PASO
Honorio nos explica cómo se realizan las primeras curas a un toro tras ser indultado, fundamentales para que no se produzca ninguna infección que pueda complicar su estado de salud. “Primero quitamos los arpones de las banderillas y la divisa y luego hacemos algo primordial en la primera cura que es rasurar muy bien el pelo de alrededor de las heridas porque, junto con la sangre y la suciedad puede ser un foco de infección. El siguiente paso es localizar los puyazos para ver la cantidad y la profundidad de los mismos. Poste­rior­mente lavamos toda la herida con agua oxigenada, después con suero fisiológico y yodo y finalmente, con gasas estériles limpiamos el fondo de las heridas para recoger los restos de coágulos. Si vemos que la herida tiene algo de inflamación, solemos quitar todo el tejido que está muerto y que puede impedir que la herida cicatrice. Una vez realizado todo esto aplicamos un tratamiento antiinflamatorio y antibiótico para evitar una posible infección”.

Esta es la primera cura y si resulta eficaz, no se vuelve a intervenir más al toro, puesto que lo mejor para su recuperación, según el veterinario, es no estresarlo: “Sólo le aplicamos algunos antibióticos para evitar infecciones. Lo que hace que el toro se recupere bien es la tranquilidad. El ganadero siempre quiere poner todos los medios para que el toro se recupere y en ocasiones hemos pecado de molestarlo demasiado, sometiéndolo a curas diarias en el mueco y eso no es bueno, va en contra de lo mejor para el animal, que es la tranquilidad”, asegura.

Honorio explica algunos consejos para los ganaderos, que son vitales en las horas siguientes para que el toro sane bien. “Es necesario que el toro siempre vuelva al corral donde ha estado los días previos, puesto que como conoce dónde está el bebedero, lo normal es que beba agua y él solo se rehidrate. Una vez rehidratado, la fatiga muscular quedará paliada. Tenemos que dejar al toro tranquilo para que empiece a comer y a beber, que será lo que verdaderamente lo sane. Es recomendable también no ponerlo con bueyes, porque algunos de ellos son muy poderosos, lo mejor es dejarlo con eralas o animales de menor edad para que él se sienta fuerte y tranquilo”.

LAS HERIDAS, DETALLE MENOR
Su experiencia como veterinario de toros de lidia le avala para asegurar que la causa de fallecimiento de algún toro después de ser indultado, en ningún caso es por culpa de las heridas producidas por banderillas y puyas. “Los que son aficionados y los que no, deben saber que si un toro indultado pierde finalmente la vida, no es por culpa de las heridas sino por la fatiga muscular de la propia lidia, la deshidratación y el cansancio. Eso provoca que el animal deje de comer y tras varios días, se produce una parálisis ruminal que desencadena en una insufiencia y por tanto la muerte. También algunos pueden morir por insuficiencia renal, pero nunca por las heridas, que son muy espectaculares, profundas, sangran mucho, pero no causan la muerte del toro”. Y eso que las heridas de los puyazos, suelen ocasionar grandes destrozos: “Nos encontramos con toros que tienen puyazos de hasta 30 centímetros de longitud y es curioso porque la puya no mide eso. La explicación es que cuando el toro empuja en el caballo y se emplea, lo que hace es abrir sus músculos y por tanto los destrozos son mucho mayores”.

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